El
segundo caso es el del hijo de Graciela Alicia ROMERO y Raúl Eugenio METZ que
nació en cautiverio en “la escuelita” entre la noche y la madrugada del 16 al
17 de abril de 1977. Ellos habían vivido en Bahía Blanca, y viajaron a otra
ciudad a partir de la persecución que los cercaba. A Raúl METZ lo habían
intentado secuestrar en su trabajo, pero casualmente había cambiado turnos con
un compañero, que fue golpeado hasta que pudo identificarse. Tras ese hecho se
radicaron en Cutral Có. El 15 de diciembre 1976 en horas de la madrugada, así
lo declararon Edelvina GIÑES y PANIYAN, vecinos, dijeron que los secuestradores
los apuntaron con armas, los redujeron y le dejaron la hija del matrimonio. El
testigo MENDEZ SAAVEDRA, compañero de trabajo de Raúl, declaró que los vio en
el centro clandestino “la escuelita” de Neuquén: dijo: “que estos ´hombres
buenos´la desnudaban”, la torturaban con palabras obscenas, le decían “sabemos
lo que tenés en la panza” y desnuda la hacían cebar mate. Agregó que un
día no los escuchó más a ninguno de los dos, y que pensó que los habían
trasladado a Bahía Blanca. Las torturas sobre el vientre de la madre, fueron
relatadas también por Alicia PARTNOY. Muchos testimonios dan cuenta de la
presencia de Graciela ROMERO en “la escuelita” de Bahía Blanca, lo refirieron
como la embarazada que hacían dar vuelta alrededor de una mesa: Gustavo LOPEZ,
BAMBOZZI, VOITZIUK, Carlos ANABRIA, Carlo PRINCIPI y Renato ZOCALLI.
PRINCIPI
dijo que el embarazo llegó a término y que dio a luz en una casilla, un
“gringuito de ojos claros” según decían los guardias. En el parto no hubo
asistencia médica alguna, lo atendió uno de los guardias, de apellido LAVAYEN
que al parecer tenía algún conocimiento de atender animales en el campo este
baqueano, y se hizo cargo del nacimiento. La testigo Noemí FIORITO de
LABRUNE corroboró esto. Consta en la causa un informe de la APDDHH de Neuquén
del año 97 dirigida al Juez Federal LABATTE (DOCUMENTO EN PANTALLA) hay un
relato del hecho, dice que uno de los guardias de dicho centro, de apellido
LAVAYEN fue entrevistado por LABRUNE, en el marco de una investigación de los
detenidos desaparecidos. LAVAYEN confirmó la presencia del matrimonio y el bebé
en dicho centro. LAVAYEN,que procesado en primera instancia, manifestó en una
segunda entrevista que en el 76, 77 revistaba como baqueano en el Regimiento de
Junín, que fue trasladado a Bahía Blanca y que había personal del Regimiento 26
de Montaña que cumplía vigilancia en “la escuelita”, entre los que mencionó a
GONZALEZ, AYALA, CONTRERAS, MARTINEZ, PALACIOS. En esa entrevista concluye que
el niño fue llevado al Comando del Vto Cuerpo, y que vino un mayor de Buenos
Aires a llevárselo. Si bien LAVAYEN no recordó el nombre de ese oficial, lo oyó
mencionar cuando estaba en “la escuelita”. Alicia PARTNOY señaló las mismas
circunstancias.
Adriana
METZ que tenía 13 meses al momento del hecho, sigue buscando a su hermano de
modo incesante. Su testimonio y el de su tío Carlos METZ, dieron cuenta que los
abuelos paternos también hicieron su seguimiento. Prueba documental:
presentaciones y declaraciones en el expte.46, en el expte. 738, expte. 718,
expte 554, expte. 8610 CFABB, expte.327, expte. 57326, expte. 57335, expte.
56882, expte. 94 s/hábeas corpus, los anexos, el informe de Abuelas de Plaza de
Mayo en causa 05/07 y este repaso del hecho da cuenta que: Graciela Alicia
ROMERO fue secuestrada el 16 de diciembre de 1976 en Cutral Có, estuvo cautiva
en “la escuelita” de Neuquén y en “la escuelita” de Bahía Blanca y tuvo a su
hijo en este último centro clandestino, entre las últimas horas del 16 abril
del 77 y las primeras del 17 de abril. Luego de ese nacimiento ella fue
ultimada y su hijo apropiado. Esa apropiación se enmarca dentro del plan
sistemático, por el cual se está desarrollando actualmente un juicio oral sobre
los responsables jerárquicos del mismo: VIDELA, BIGNONE, ACOSTA, CUBEROS, entre
otros.
En
relación a la apropiación de hijos nacidos en cautiverio, si uno intenta
entender por qué llegaron estos acusados a esas conductas, en primer término la
conclusión de esta Fiscalía es que esa apropiación estuvo orientada a subsanar
carencias de algún miembro de las FFAA o cercano a las fuerzas armadas, por
ello hacían que las víctimas cautivas en centros clandestinos tuvieran sus
hijos. Hubo también y además en las apropiaciones una connotación racial y
clasista, que es cara a la oligarquía militar, porque esos hijos iban a ser
provenientes de sectores medios, y tenían el prejuicio positivo acerca que sus
padres eran inteligentes, formados, de raza blanca. En ese sentido el
reglamento RC 9-1 habla de las cualidades que ellos destacaban en los “enemigos
subversivos”: que tenían agilidad mental, seguridad, astucia, tenían una edad
óptima, luchadores implacables, no aceptan debilidades propias ni de sus
compañeros, violentos, desconfiados, con resistencia a la fatiga, hambre y sed,
sale de ese reglamento: “son adaptables al medio ambiente. Inteligentes e
intuitivos”. El compañerismo, el espíritu de lucha, el desapego familiar, todas
cualidades que rescataban en las personas que elegían como “enemigos”. Otro de
los aspectos a mencionar es el rol de la mujer, que pasa a ser un mero soporte
de un proceso biológico. Graciela IZURIETA estaba viva por su hijo en
gestación. Y eso, además, era utilizado como una forma más de tortura, se
sumaba la tortura sobre el embarazo y el tormento de anunciarle la apropiación.
Subyace en las apropiaciones la idea de cierta “reparación moral” de esas
criaturas, a quienes los apropiadores los consideraban inocentes, pero que
debían ser rescatados del influjo nocivo de sus padres. También medió la
intención de impedir la transmisión de alguna tradición contestataria, ahí la
motivación ideológica. Estos dos hijos están todavía sometidos a los valores
que las Fuerzas Armadas decían encarnar en esos años, cuya imposición
consumaron a través de estos hechos. Tiene esa faceta de “salvación” que han
esbozado como fundamento y que opera como legitimante de todas las operaciones
orientadas, desde la apropiación misma, la supresión de la identidad, la
eliminación de la madre, el arrancar todos los derechos humanos posibles, el
derecho al nombre, a la identidad, a la relación con los padres, con los
hermanos. Y son personas que hoy tienen 34 años y siguen con la vida sujeta a
los valores de la represión. Las apropiaciones tienen, entonces, un claro
contenido ideológico y están orientadas a interrumpir esa tradición
contestataria. Y no son las apropiaciones un aspecto casual de la dictadura,
sino que las apropiaciones son el fruto dilecto, uno de los grandes objetivos
de la “guerra contrainsurgente”. Consistió en transformar por sustracción,
supresión de la identidad e imposición de valores, al hijo del “enemigo” en uno
de ellos. Hace poco declaró un hijo que conoció su identidad en el Tribunal
Oral de La Plata y dijo “tuvieron la avidez de quedarse con nosotros”. Este
núcleo de sentido que tiene la apropiación, acredita la concepción ideológica
de la represión que excedió la cacería y produjo, consumó, la apropiación de
los hijos, con la negación de la identidad de los hijos de sus “enemigos”, eso,
en el contexto de masacres masivas y la comisión frondosa de innumerables
delitos conexos. Y esta práctica, como ha sido explicado, tiene sus efectos aún
hoy en día.
Cedo
ahora la palabra al doctor AZZOLIN para que continúe con el desarrollo de los
casos.
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