AZZOLIN
(fiscal)
Nos pareció correcto culminar el análisis de estos factores que conformaba la
estructura del Ejército, con la existencia misma de los centros
clandestinos de detención (CCD), porque a todo este plan le faltaba este
elemento importante: los centros donde las personas secuestradas eran
depositadas allí, torturadas y asesinadas o luego trasladadas a otro lugar.La
existencia misma de los CCD no está cuestionada, más allá de algún planteo que
se pudiera hacer. La CONADEP detectó más de 340 centros en aquella época,
actualmente según datos del Archivo Nacional de la Memoria se están relevando
de más de 500. La mayoría dentro de los predios de las unidades militares o de
lugares controlados por las FFA. La Cámara Federal de Capital en la causa 13 y
la causa CAMPS, se detuvo específicamente sobre los CDD. Lo que dicen los
jueces de la Cámara, es que una de las características de la dictadura militar
fue la utilización de CCD como primer paso de la desaparición de las personas,
que empezaba con el secuestro. A ese lugar la persona ingresaba generalmente
encapuchada o tabicada. La idea principal era suprimir todo nexo con el mundo
exterior: tabicados, engrillados, así podían ser agredidas sin posibilidad de
defenderse. No podían ver dónde estaban, quiénes estaban con ellos, cuándo lo
iban a buscar. Hablar sin poder ver, les impedía saber si la persona que les hablaba
o preguntaba algo, era un amigo o un militar que quería ver si violaban la
regla de silencio, y si lo hacía eran salvajemente golpeados. La alimentación o
falta de ella, lo que provocaba una situación de pérdida de orientación
témporo–espacial. A veces la comida era espaciada deliberadamente, esto
deterioraba la salud. Lo mismo que la precariedad e indigencia en materia de
sanidad e higiene. Había que pedir permiso para ir al baño, y la autorización
dependía del capricho o del humor del captor. La Unidad Fiscal de coordinación
y seguimiento en causas seguidas contra el Terrorismo de Estado, expone lo que
consideramos un resumen de todo este horror. Ha señalado que la tortura se
aplicaba con un doble objetivo: en un primer momento para obtener información
respecto de las personas con las que compartían su actividad política, como
objetivo de Inteligencia. Así a través de las informaciones el sistema de
represión se actualizaba y reproducía. Esto que vimos de obtener información
principalmente de los detenidos, para determinar el curso de nuevas
operaciones, como se consignaba en el PON de Bahía Blanca. El segundo fin era
el sometimiento de los detenidos, de quebrar su espíritu y toda resistencia
hasta el momento que se decidía su liberación o traslado. La privación de
la libertad ambulatoria implicó la completa pérdida de referencias de espacio y
tiempo, en medio de condiciones de maltrato físico y psicológico, ya que la
víctima perdía todos sus derechos. A ello debía agregarse la asignación
de un código de números en reemplazo de su nombre ni bien ingresaban al
campo, lo que implicaba la privación de la identidad, de la individualidad, del
pasado y de la pertenencia al núcleo familiar básico y social. Eran llamados
para ir a los baños o torturados o trasladados, por esa identificación. La vida
misma era un padecimiento en condiciones inhumanas, los secuestrados pasaban
sus días privados de los requisitos mínimos para su subsistencia, como ser la
falta de higiene personal y comida apropiada y suficiente. En definitiva ya
dejamos adelantado que no solo constituyen torturas o tormentos algunas
prácticas sobre los sujetos detenidos, sino también las que derivan de sus
condiciones de su detención: el encapuchamiento, la falta de atención médica,
la incomunicación prolongada, la falta de higiene personal o de alimentación
adecuada, porque son todos mecanismos necesarios para quebrar la resistencia y
deshumanizar a la persona privada de su libertad.En definitiva, dos son las
conclusiones que debemos extraer: actualmente aunque no encontremos en los
cuerpos de las víctimas las marcas de las lesiones, muchos testigos nos han
evidenciado las marcas psíquicas que le han dejado, o como inconscientemente
adoptaban la posición en la que estaban en las condiciones de su detención, lo
hemos visto en audiencia. Consideramos como torturas o tormentos todos los
demás padecimientos sufridos desde el momento mismo de su detención, hasta su
liberación, traslado o eliminación física. La otra conclusión es que estas
condiciones de detención formaron parte misma del plan sistemático implementado
desde la superioridad. No existe la posibilidad la posibilidad de que una
persona secuestrada en este marco, no haya sido torturada física o
psicológicamente, aunque alguno no haya sufrido golpes o picana. Igualmente fue
puesto frente al padecimiento de otras maneras, sobre ello nos hizo una
exposición Ana María CAREAGA. No hay detenidos no torturados: la tortura era
parte del sistema. Hemos visto ayer que habían dos documentos específicos que
se referían a los CCD: el Plan del Ejército y el PON 75 los menciona como
“Lugares de Reunión de Detenidos”, o “Lugares de Alojamiento Provisorio” que es
el eufemismo que utilizaban, del mismo modo que hablaban de “aniquilar
elementos” en vez de “eliminar seres humanos”. Los centros clandestinos de
detención que se han detectado en Bahía Blanca son los siguientes: 1.- “la
escuelita”: que era una construcción ubicada en el predio del V Cuerpo del
Ejército, el más lóbrego. En el CCD se mantuvo cautivas hubo cientos de
personas. 2.- el gimnasio del Batallón de Comando 181: allí los cautivos
estuvieron secuestrados durante meses.3.- el ex tambo: ubicado en proximidades
de “la escuelita”. Así lo señaló Gonzalo CONTE. Es necesario destacar que sobre
el complejo de “la escuelita” hubo dos inspecciones oculares, la segunda con la
presencia de las víctimas fue la más esclarecedora. El trabajo que ha realizado
el equipo del arquitecto CONTE ha permitido hallar los cimientos del CCD que
todos sabemos fuera destruido hace unos años, en un intento de hacer
desaparecer las huellas de su existencia. Eso pasó en muchos otros lugares:
hace unos años se hizo una inspección en el CCD “la cueva”, que era un bunker
en Mar del Plata. Los vestigios de la instalación en presencia de los testigos
se encontraron, las paredes que no estaban, el lugar donde estaban los baños.
Las paredes fueron levantadas pero los caños y los picos de las salidas de las
canillas están. En algunos lugares no fue posible borrar todo rastro, en “la escuelita”
se intentó pero el equipo del arquitecto CONTE permitió encontrar esos rastros
y vestigios físicos. Es mejor referirse al “complejo la escuelita” porque era
un predio con varios lugares. 4.- la Delegación Cuatrerismo o “avión de
madera”: instalaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, ubicadas
en la playa ferroviaria de calles Chile y Donado. Se usaron dependencias de
esas instalaciones y uno o varios vagones en desuso. 5.- las
instalaciones ferroviarias en calle Parchape, utilizadas también para tener en
cautiverio a personas que fueron sometidas a interrogatorios y torturas.
Sobre
el paso de cada una de las personas sobre los CCD, queríamos hablar de ello
después. Sólo queríamos dejar sentado cuáles eran los centros. En cuanto a “la escuelita”
su ubicación fue dada por las víctimas mediante referencias: el sonido del
tren, de animales, el camino de grava. Pero el lugar ya ha sido plenamente
identificado judicialmente, está señalizado por el equipo de Gonzalo CONTE y
las víctimas lo han reconocido in situ en la inspección ocular. En algún
momento, desde el V Cuerpo del Ejército se intentó negar su emplazamiento.
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