Paso a describir
los hechos en los cuales los acusados decidieron fusilar a las víctimas.
Caso Néstor
José DEL RIO: fue fusilado sin haber sido secuestrado
si bien intentaron hacerlo antes.
Tenía 37 años,
vivía con su esposa y sus tres hijos en el Barrio Comahue. Trabajaba como
encargado del Área Almacenes en las escuelas medias de esta ciudad. Militaba en
el gremio del personal no docente, en ATUNS. Sobre la intimidación, sobre la
violencia instaurada y los nexos que esa violencia desatada desde el propio
rectorado de REMUS TETU, y los grupos de seguridad que tenía contratados, tenía
con los militares, han declarado CILIANI, SCOSCIA, GONZÁLEZ, MAIDANA y DUCA.
Por esa actividad
fue fichado en Inteligencia y a partir de allí perseguido: hay constancias de
Inteligencia desde el año 64. Hay información sobre su detención por pegar
carteles durante una huelga, su participación en el gremio y su cesantía en el
año ‘75 como parte de la intervención de REMUS TETU, por el estado de
“infiltración marxista”, se lo relaciona con CIRELUERO, asesinado en el
interior de la Universidad, con CALLEJAS que es la persona que llevaron junto a
los RUIZ y BOHOSLAVSKY, BOMBARA, BERMUDEZ,
CALLEJO.
En el documento
“nomina de integrantes y simpatizantes de las agrupaciones extremistas
MONTONEROS y ERP del área Bahía Blanca, Pehuajó y Trenque Lauquen” se lo
menciona junto a BOMBARA, GIORDANO y Daniel HIDALGO. También hay una ficha confeccionada
luego del hecho, donde la víctima es calificada directamente como MONTONERO.
Esta Inteligencia da cuenta que la víctima era considerada como factor de
peligro.
El intento de
secuestro previo a su fusilamiento fue relatado por sus hijos Mariela y Pablo,
contaron como el 17/3/76 un grupo armado irrumpió de madrugada en su domicilio,
lo sacaron a los golpes hasta dejarlo prácticamente inconsciente. La actividad
de vecinos impidió que se lo llevaran. Coincide plenamente con la declaración
de TACCARI quien vio el operativo y cómo golpeaban violentamente a DEL RIO,
escuchó un disparo proveniente de uno de los departamentos del barrio y los
agresores se dieron a la fuga.
El mismo grupo intentó secuestrar esa noche a Carlos
MARTIARENA, ingresando a su domicilio pero no lo encontraron.
Luego de este
hecho DEL RIO fue internado en el Hospital Municipal y fusilado en un hecho sin
precedentes: en la propia cama del hospital donde estaba intentando sobrevivir.
La secuencia que
derivó en su fusilamiento fue relatado por las dos enfermeras que fueron
testigos del hecho: BALDESSARRI quien relató que vio llegar a dos sujetos
armados, uno con una ametralladora y otra con un arma muy grande, y que ya
traían reducida a otra enfermera -RAMOS SOLIS-. Ambas fueron obligadas a decir
cuál era la cama donde estaba DEL RIO, luego encerradas en una sala contigua,
desde donde escucharon los ocho disparos que acabaron con la vida de Néstor DEL
RIO.
La testigo dijo
que antes del hecho, tanto la esposa como el hermano de DEL RIO habían ido al
Hospital, y se habían manifestado preocupados porque la gente que había
intentado secuestrarlo podría llegar a matarlo en el propio hospital, había ya
un estado de terror.
RAMOS SOLIS
corroboró estos hechos.
ARMANI –enfermero
policial- quien figura en el acta policial como quien reconoció a DEL RIO,
desconoció su firma en dicha acta, desmintió haber conocido y menos aún estar en condiciones de constatar
su identidad. A partir de este testimonio da cuenta que el hecho no solo se
ejecutó con un control territorial del lugar, sino también con un control de
los mecanismos administrativos y burocráticos necesarios para asegurar la
impunidad, propio del accionar constante que ya venía del caso BOMBARA. Un
típico accionar ejecutado desde la aplicación de los esquemas de Inteligencia
primero y luego Zona, Subzona y Área, dominando mecanismos judiciales,
policiales y burocráticos que iban a impedir cualquier tipo de reacción hacia
los autores.
La fecha en que
ocurrieron los hechos, marca que el 24/3/76 no fue el inicio de los delitos de
Lesa Humanidad: fue una continuidad represiva, un quiebre institucional
relevante pero no determinante al momento de calificar los hechos.
Mariela y Pablo,
sus hijos, declararon las carencias que vivieron desde que su padre fue
fusilado, económicas y emocionales, que aún hoy repercuten. Su esposa Susana
RODRÍGUEZ quedó severamente afectada por este hecho ocurrido en los días
anteriores al golpe de Estado. También manifestó el hostigamiento y persecución
posterior al hecho. La hija Mariela contó como la fábrica de su padre fue
ocupada, una vez que ellos se fueron de Bahía Blanca, por el Ejército.
Consta también la
documentación de Inteligencia, allí vemos las fichas del año ‘64 (exhibe), allí
el relevamiento de asambleas universitarias donde se menciona a DEL RIO, GARZA,
MÓNACO, SOTUYO, GUIDO –esto del año ’74-;
y luego la documentación que da cuenta de la toma del comercio que tenía
Néstor DEL RIO, a quien sindican como simpatizante de MONTONEROS y se habla del
Ingeniero LUNA, socio de DEL RIO y que la intención de tomar esa fábrica era
hallar elementos de juicio que lo vincularan con la actividad subversiva,
fundamentación y marco en el plan criminal de exterminio.
Este hecho tiene
como distinción su ejecución en un Hospital, lo cual es relevante porque se
trata de un hecho que viola el espacio de sanación, esto no está permitido ni
siquiera en una guerra. La falta de todo tipo de contención y el accionar con
dominio absoluto de los espacios y sin reconocer límite alguno, creo que queda
más que claro y de ello es también consecuencia la desprotección que ha sentido
la familia. Si Néstor DEL RIO fue fusilado en un Hospital, qué resguardo podían
esperar a partir de allí, incluso hasta ahora que ha seguido la impunidad de los
acusados.
Integrando la
causa 225 y el legajo 4682, queda probado que
el 17/3/76 tuvo un intento de secuestro donde resultó herido, a raíz de
ello fue internado en el Hospital Municipal, donde el 21/3/76 algunos de sus
captores aprovechando su estado de indefensión y con la alevosía que se
desprende de la comisión del hecho, consumaron su acción fusilándolo en el
interior del Hospital Municipal de Bahía Blanca.
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