Caso María
Cristina PEDERSEN: era al igual que BALIÑA
enfermera del Hospital PENNA, había sido delegada en el Sindicato de Salud
Pública, tenía participación en asambleas y reuniones sindicales. Su secuestro
se produjo el 4/8/76 en el domicilio de
Casanova 414.
Durante el debate
declaró ELFEN, refiriendo que antes del secuestro de PEDERSEN ella misma fue
secuestrada para saber dónde estaba PEDERSEN. El operativo estuvo de un grupo
de más de diez personas, vestidos de fajina verde y que portaban armas largas y
cortas, a cargo de un hombre de 40 años que se identificaba como policía.
Luego de ser
secuestrada PEDERSEN estuvo cautiva en “la escuelita” durante cuarenta días. Lo
primero que le hicieron fue aplicarle electricidad para que “sepa lo que
era”. Estuvo en una de las habitaciones
donde pudo comunicarse con quien estaba en el camastro ubicado debajo del
propio, quien resultó ser Graciela IZURIETA. Relató que IZURIETA estaba
embarazada y la habían torturado mucho, por lo que temía por su hijo.
Vio por debajo de
la venda a gente tirada en el piso, dio cuenta de la presencia en ese lugar de
Zulma MATZKIN, a MERCERO y SOTUYO, a éste agonizando lo vio agonizando en el
piso y luego no lo escuchó más. En cuanto a su esposa que apodaban “la liebre”
dijo que la habían torturado mucho. También dijo que había una chica que
secuestraron en Mar del Plata –se trata de COUSSEMENT- y percibió además a Nélida
DELUCHI a quien, en una sesión de tortura la habían castigado mucho en las
piernas. Vio a SOLARI IRIGOYEN y AMAYA,
a quienes habían traído de Viedma.
Fue llevada a un
galpón donde fue interrogada y golpeada, le sacaron fotografías y le hicieron
preguntas sobre otras enfermeras, entre ellas BALIÑA.
La noche antes de
ser liberado “el tío” CRUCIANI le preguntó por Juan Carlos LORENZO que era de
Necochea como ella, lo cual corrobora que la actividad de Inteligencia iba
cercando a cada una de las víctimas.
Identificó entre los interrogadores a “cacho”, al
oficial de Inteligencia CRUCIANI y también a “laucha” CORRES. Identificó
guardias del CCD, en alguna oportunidad alguno de éstos le permitió quitarse
las vendas y vio el lugar que era
amplio, estaba en penumbras, que había gente vendada y observó nuevamente a
IZURIETA.
El 10/9/76 la liberaron, quien la llevó en un vehículo se
identificó como “laucha”.
Las gestiones de
su familia para dar con ella incluyó la presentación de un hábeas corpus que
fue rechazado por MADUEÑO, con imposición de costas.
La prueba
testimonial se integra con la declaración de los hermanos MONTERO.
Sobre las
consecuencias ELFEN declaró que la víctima estaba muy mal, a punto tal que no
regresó a Bahía. PEDERSEN dijo que las secuelas duran toda la vida.
Hay
documentación de Inteligencia que da cuenta del hallazgo de un panfleto firmado
en donde el PCR denunciaba el secuestro de la enfermera. Hay un informe del
11/8/76 donde la Inteligencia a partir de esos panfletos chequea diferentes
datos, mencionan como fuente de información los propios familiares, quienes en
su desesperación por dar con el paradero de PEDERSEN, daban información.
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