La base de Infantería de
Marina “Baterías”, ubicada en las afueras de Punta Alta, en el sur bonaerense,
será señalizada mañana como “Sitio de la Memoria del Terrorismo de Estado”. La
actividad se realizará en el ingreso a la séptima batería histórica, donde
funcionó un centro clandestino de detención, tortura y exterminio en el que
fueron vistas por última vez personas secuestradas por oficiales de la base
naval de Puerto Belgrano y sus subordinados de Prefectura. La señalización fue
ordenada a fines de 2015, a pedido de los fiscales Miguel Palazzani y José
Nebbia y de querellantes locales, por el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca
que condenó por primera vez a una veintena de represores de la Armada por
delitos de lesa humanidad en esa jurisdicción. En esa sentencia se ordenó
además realizar trabajos de prospección para recolectar nuevas pruebas, tarea
aún pendiente por la demora en la asignación de recursos por parte del Consejo
de la Magistratura de la Nación.
Puerto Belgrano es el
mayor asentamiento naval del país y fue en el cine de esa base donde los
oficiales navales supieron por primera vez sobre los “vuelos de la muerte”
aprobados por la jerarquía católica que se aplicarían sistemáticamente después
del golpe de Estado. Para los secuestrados de la zona usaron primero el “Puesto
1”, cerca de la entrada principal, luego un barco desmantelado amarrado a un
muelle, el buque “ARA 9 de Julio”, y finalmente una de las baterías históricas
sobre la costa, fortalezas de piedra con paredes de un metro de ancho
construidas a fines del siglo XIX para custodiar el puerto militar.
Los
testimonios de los sobrevivientes coinciden desde el retorno de la democracia
en describir un edificio viejo y húmedo en donde pasaban días y noches sobre
colchonetas inmundas, vendados y encapuchados, al que los torturadores iban
todos los días excepto el domingo (para no faltar a misa) y desde el que se
escuchaba a gente distendida en una playa cercana. Durante la inspección ocular que el fallecido fiscal general Hugo Cañón encabezó en 2007 un puñado de
sobrevivientes recorrió la tercera y la sexta batería aunque aún no se sabía
con certeza en cuál había funcionado el centro clandestino. Un año antes, en base a
información aportada por familiares de una desaparecida, Página/12 había situado en la “séptima casamata” la siniestra historia de la navidad de 1976,que los marinos pretendieron celebrar con mujeres secuestradas.
La
inspección ocular en el marco del juicio oral de 2015 permitió confirmar que
fue precisamente en esa batería donde funcionó el centro de tortura y exterminio. “Se constataron
características geográficas y arquitectónicas particulares que no se han
verificado en ninguna otra ‘Batería’”, fundamentaron los jueces Jorge Ferro,
José Triputti y Martín Bava en su sentencia. “Si bien las casamatas se
diseñaron para cumplir un mismo objetivo, el acceso a cada una de ellas es muy
distinto” y la séptima se diferencia por sus “características exteriores:
playón de cemento, mangrullo, piletas para lavar, construcciones de estilo
inglés”, enumeraron. “Si tenemos en cuenta que los testigos se refirieron a
ellas antes de realizar la visita, y en el momento las reconocieron, no tenemos
dudas de que fue en ese lugar donde funcionó el centro de detención”,
afirmaron. Tal como habían sostenido al dictar la medida cautelar para
preservar y conservar el lugar pedida por Palazzani y Nebbia, los jueces
consideraron “de suma importancia reconocer la dimensión histórica y cultural”
del ex centro clandestino y transformarlo en Sitio de Memoria “para la
reflexión de la sociedad y sobre todo con el objetivo de que los hechos no vuelvan a producirse”.
Además de
la señalización, que llegará con cuatro años de demora, el tribunal ordenó a
pedido de los fiscales que la asociación Memoria Abierta realice en la “Séptima
Batería” los mismos trabajos de prospección que permitieron recolectar abundantes
pruebas en el predio del Ejército donde funcionó el centro clandestino La
Escuelita, en Bahía Blanca. Esa tarea fue encomendada al juzgado federal que
instruye la causa y depende para su concreción de los fondos que debería enviar
el Consejo de la Magistratura.
En la
“Séptima Batería” fueron vistos por última vez los desaparecidos Carlos Oliva,
Norberto Eraldo, Jorge Del Río, Víctor Carcedo, Horacio Russín, Néstor Grill,
Cora Pioli y Daniel Carrá, precisó la Unidad Fiscal sobre delitos de lesa humanidad
bahiense. También estuvo allí Laura Martinelli, asesinada en un enfrentamiento
fraguado. Por sus secuestros, torturas y desapariciones ya fueron condenados
los marinos Oscar Castro, Gerardo Pazos, Eduardo Fracassi, Enrique De León,
Luis Alberto Pons y Sergio Aráoz de Lamadrid.
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