jueves, 9 de diciembre de 2010

Basta de silencio cómplice

Contra el diario La Nueva Provincia

(Redacción EcoDias) - Convocado por varias agrupaciones, se realizó en Bahía Blanca el repudio al accionar del diario La Nueva Provincia, a su apoyo a genocidas y a la defensa constante de los intereses que representa. Se escucharon discursos de adhesión, y como cierre la proyección de una película, musicalizado todo por los cantos de repudio y chiflidos.

Unas 300 personas marcharon desde la Plaza Rivadavia hasta los frentes de Rodríguez 55, donde se ubica la sede del diario La Nueva Provincia y la radio LU2. Muchos jóvenes y varias banderas de agrupaciones le dieron color a un legítimo e histórico escrache.
Se pudo escuchar el marco histórico en la voz del ex fiscal Cañón, quien remarcó el rol cómplice que jugó y juega este medio en la historia de terror que se vivió en nuestra ciudad y que se extiende hasta nuestros días, en que los juicios a represores no se realizan y lo común, a diferencia de otras ciudades del país, son los pasos cortos y lentos de la justicia que no llega.
Con un prolongado aplauso, se hizo memoria a Heinrich y Loyola, los dos trabajadores de los talleres gráficos del diario La Nueva Provincia que fueron secuestrados, torturados y asesinados en el año 1976. Ellos formaban parte del Sindicato de Artes Gráficas de Bahía Blanca y venían sosteniendo desde hacía dos años las reivindicaciones laborales de los empleados de la empresa, por lo que se habrían ganaron ser detestados por los Massot. El diario les dedicó a sus trabajadores asesinados unas pocas líneas al momento en que fueran encontrados sus cuerpos en la Cueva de los Leones, con claros signos de tortura y más de 50 balazos. Nunca más en el diario una línea al respecto. Nunca más una voz que salga a romper con el silencio cómplice.
Por estos y otros miles de ejemplos, es que en la tarde del 24 de noviembre una multitud se acercó a gritarle en las puertas, custodiadas por efectivos policiales, que la Memoria sigue viva, que no hay perdón ni olvido para los culpables del genocidio y sus cómplices, sean militares o civiles.
Nuevamente, es lamentable no haber contado en este evento histórico en la ciudad de Bahía Blanca con la presencia de representantes de los poderes legislativo y ejecutivo municipal. No es de sorprender, ya que el intendente Breitenstein es el principal favorecido por las tapas del diario fascista y las precarias encuestas con las que se lo trata de respaldar y empujar hacia la aceptación pública, pese a los persistentes errores y boquetes que se van dejando en las políticas que sostiene él y su gestión. Algunos dirigentes políticos, y un par de concejales, que no pudieron cubrir la ausencia institucional, tampoco sorpresiva, habida cuenta de los dineros que en materia publicitaria dispenda Ciccola para con el monopolio.

Voces de repudio
Varios sectores se pronunciaron repudiando el editorial nefasto de recuerdo al genocida Massera.
Por caso, la Comisión Ejecutiva de la CTA BAHÍA BLANCA-DORREGO expresó su más enérgico repudio por la nota publicada el 09/11/10 en el diario La Nueva Provincia en la que se reivindicaba (como ha hecho con otros represores) la personalidad y actuación del ex almirante Emilio Eduardo Massera, vertiéndose la falacia de "guerra civil" que el estado terrorista utilizó para cometer delitos de lesa humanidad.
Por su parte, la Asociación Trabajadores del Estado Seccional Bahía Blanca (ATE) rechazó los términos vertidos por el diario La Nueva Provincia en ocasión del fallecimiento de Emilio Massera: "Ni el tiempo transcurrido desde los terribles acontecimientos que empañaron nuestra historia y diezmaron una generación, ni los juicios, ni las sentencias, condenas y castigos parecen funcionar en este caso cuando se trata de convertir lo que debería haber sido un comentario periodístico o un escueto obituario en un verdadero panegírico".
El gremio estatal planteó que "No tiene demasiado sentido analizar párrafo por párrafo. Los que vivimos los sucesos, los podemos contar. Eso sí, hay muchos que no podrán hacerlo, simplemente porque los mataron cobarde y oscuramente. Nos queda a los vivos mantener intacta la memoria". De allí, "adherimos a toda expresión de repudio, y nos solidarizamos con las familias de las víctimas de la represión genocida".
También las universidades locales hicieron llegar su repudio. Desde el Consejo Superior Universitario de la Universidad Nacional del Sur resolvieron declarar el repudio a la reivindicación del Terrorismo de Estado y la exaltación de la figura de Emilio Eduardo Massera realizada editorialmente a posteriori de la muerte del genocida.
Además, reafirma la UNS su firme compromiso con las instituciones de la República y su enérgica condena a todo régimen e ideología que fomente por acción, omisión o amparo, la violación de los derechos humanos. Todo esto por supuesto lo afirman considerando que fue Emilio Eduardo Massera el que integró la primera Junta Militar constituida luego del derrocamiento al régimen democrático, que comenzó con la "sangrienta dictadura que llevó a cabo un plan sistemático de exterminio que planificado desde el estado y ejecutado en la clandestinidad, se tradujo en el secuestro, la tortura y el asesinato de miles de seres humanos que en su enorme mayoría fueron arrancados de sus hogares a los que jamás volvieron y se les negó a sus familias el derecho a conocer su destino final".
No olvidó de mencionar el órgano de gobierno universitario que "Massera fue condenado en 1985 a cadena perpetua y destituido por homicidio agravado, privación ilegítima de la libertad, tormentos y robo" y que "el mensaje del editorial de La Nueva Provincia resulta incompatible con los pronunciamientos y actividades mencionadas en los considerandos anteriores y con los principios establecidos en el Art. 2º del Estatuto de la UNS que establece que la universidad tiene como fin la formación integral de sus miembros, capacitándolos para el ejercicio de las actividades científicas y profesionales, e inculcándoles el respeto a las normas e instituciones de la Constitución Nacional".
Por su parte, la Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Bahía Blanca, por medio de un comunicado firmado por Liberto Ércoli y Ariel Egidi, rector y secretario del Consejo Directivo, respectivamente, manifestó públicamente el profundo desagrado y rechazo generado en el ámbito de esa casa de altos estudios por los contenidos del artículo sobre Massera del diario La Nueva Provincia.
La UTN evaluó como necesario sentar posición ante la sociedad en el sentido del rechazo al contenido del artículo, por considerarlo contrario a sus valores institucionales, teniendo en cuenta que "se pone en duda la valoración del terrorismo de Estado como método sustitutivo de la ley y el orden emanados de la Constitución Nacional. Que la comunidad educativa de la Facultad basa su Misión Institucional en los valores democráticos. Que los claustros de las universidades públicas se encuentran entre los más afectados por el accionar del terrorismo de Estado".
Se aguarda sí que el Honorable Concejo Deliberante se expida institucionalmente, frente a semejante ataque a la democracia y la pérfida reivindicación del terrorismo de estado que le costó a la nación nada menos que las vida de 30 mil personas y cientos de niños privados de su identidad. Días atrás, después de la sesión en que la Comisión de Apoyo a los Juicios por Crímenes de Lesa Humanidad ocupara la Banca 25, varios concejales repudiaron el contenido del editorial de Massera. Sin mucha difusión periodística, hicieron lo políticamente correcto frente a integrantes de Derechos Humanos. Una vez que éstos se retiraran, no tuvieron la capacidad de tratar sobre tablas el repudio a diario de Massot.

Ausencias
El delegado local de la Autoridad Federal de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, Gustavo Mandará, pegó el faltazo a la manifestación, quizás temiendo alguna represalia de sus anteriores patrones o alguna pregunta incómoda por parte de los jóvenes militantes ante quien se regodea de haber sido la pluma más prolífica del diario La Nueva Provincia..
En una misma senda con su no participación en la defensa de la Ley de Medios, tampoco se vieron los rostros de periodistas que son la cara visible de los informativos televisivos. Al cierre de esta edición, poca era la difusión mediática que había tenido el concurrido evento de repudio, un repudio que tuvo mucha visibilidad nacional y poca local.

jueves, 11 de noviembre de 2010

"La Nueva Provincia": militar y católica

Por Fortunato Mallimaci *

“En un periquete, Néstor Kirchner activó a su
Congreso remolón y le mandó instalar el Día del
Guerrillero, que de eso se trata, y no del llamado
Día de la Memoria... instalando en los niños de
las escuelas la idea de que ellos eran sólo unos
pobres muchachos románticos.”

LNP, 18 de marzo 2006

Una vez más, elogiando al militar degradado y condenado Emilio Massera, el diario de la familia Massot mostró su admiración por los terroristas de Estado y su odio visceral a la democracia y a la ampliación de derechos “a otros y a otras”. Nada nuevo bajo el sol para los que nacimos, vivimos y militamos en nuestra juventud bajo la hegemonía mediática de La Nueva Provincia, LU2 y Canal 9 en Bahía Blanca. Por eso, la mayoría de las manifestaciones populares en los ’60 y ’70 tenían por objetivo las vidrieras del diario local.

La guerra justa, la guerra santa y la cruzada a muerte contra todo aquello que sonara a “subversión” y que contrariara sus principios “occidentales y cristianos”, encontraron en sus páginas, en sus comentarios radiales y televisivos un estruendoso eco, apoyo, financiamiento y difusión. Eran coherentes, estaban convencidos, no dudaban, luchaban hasta el final, se sentían cumpliendo una misión sagrada a fin de conseguir sus objetivos no celestiales sino bien terrestres: el mejor enemigo es el enemigo muerto, torturado, detenido-desaparecido. Propagaron la consigna de que la sangre de los “subversivos” era necesaria para redimir la Argentina católica, la auténtica, la verdadera.

Fueron –y son– voceros del poder militar, político, económico, sindical, eclesiástico y académico de la ciudad y la región. Ningún actor dominante quería –quiere– prescindir de su apoyo. Por eso también combatieron –y combaten– toda expresión democrática y popular.

En la década del ’70 –mucho antes de que el golpe cívico-militar–religioso de 1976– colaboraron con la Triple A en el señalamiento y la eliminación de numerosos militantes que cuestionaban sus valores de orden, patria, familia y dios. ¡Cuántos amigos y amigas fueron masacrados en Bahía Blanca y alrededores con y por sus denuncias, sospechas y fichajes! Festejaban cada uno de esos asesinatos junto a sus amistades de la Base Naval de Puerto Belgrano o del V Cuerpo de Ejército. Encubrieron y justificaron todos los crímenes. Sus elogios a Saccheri, Tortolo, Remus Tetu, Massera o al general Vilas inundaron sus páginas queriendo mostrar que “eso” era todo el país, toda la Argentina.

Tocaron el cielo con las manos el 24 de marzo de 1976. Eran católicos y militares hasta los tuétanos y así concibieron el exterminio de los enemigos internos de uno y otro lado. Su sistemática prédica contra el cristianismo liberacionista y la militancia popular es apenas una muestra de ese vínculo perdurable.

Fue uno de los pocos –quizás el único– medio periodístico que tuvo conocimiento previo de la aventura de Malvinas. Y su apoyo fue nuevamente total. ¡La guerra, siempre la guerra, los entusiasmaba!

La democracia no estaba ni está en sus planes. Los perturba y los disloca. La sangre de los dos delegados gremiales de La Nueva Provincia y de los cientos de presos, asesinados y detenidos-desaparecidos en Bahía Blanca mancha a los Massot y sus cómplices locales y nacionales. Cómo olvidar la larga lista de “personalidades” que, sin pudor, publicaron obituarios en el diario La Nación el día de la muerte de la dueña del diario, Diana Julio de Massot, hace pocos meses.

También los desestabilizan los actuales logros en la búsqueda de justicia. Los Juicios por la Verdad, impulsados en soledad por el fiscal Cañon, mostraron que aun en ciudades que se suponen disciplinadas y controladas es posible abrir brechas y recorrer el camino de memoria y verdad.

En estas semanas están por comenzar los juicios a los responsables del terrorismo de Estado en Bahía Blanca. Cuando las sentencias sean dadas, los culpables sean encarcelados y podamos reivindicar a todas nuestras víctimas, veremos que más allá de las escandalosas tapas de La Nueva Provincia hay crecientes sectores de la sociedad bahiense que se indignan y alimentan nuevas esperanzas. Los que creyeron manejar vidas, tiempos y alegrías están ya rindiendo cuentas.

* Doctor en sociología.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mi marino favorito

EL DIARIO LA NUEVA PROVINCIA DESPIDIO CON ELOGIOS AL DICTADOR EMILIO EDUARDO MASSERA

El diario aseguró que el máximo responsable de los crímenes de la ESMA “demostró un espíritu abierto a la reconciliación y ajeno a todo sectarismo, que lo honra”. Vicente Massot, director del medio, fue visitante de la ESMA y viceministro de Carlos Menem.

Publicado (sin firma) en PáginaI12.

Emilio Eduardo Massera “demostró un espíritu abierto a la reconciliación y ajeno a todo sectarismo, que lo honra”. Su muerte despertó “la ira de quienes no saben perdonar y el odio de los que no pueden olvidar”. El elogio a la honorabilidad de uno de los mayores iconos del terrorismo de Estado y la crítica solapada a millones de personas que en todo el mundo lo despreciarán hasta el final de los días por golpista y asesino cerraron la necrológica que le dedicó ayer el diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca. El artículo, que circuló por redes sociales y cosechó muestras de rechazo generalizadas, refleja la línea editorial histórica del diario de la familia Massot, portavoz de la Armada y de los sectores integristas de la Iglesia Católica, que aplaudió todos los golpes de Estado de la segunda mitad del siglo pasado y que aún se permite dudar si estuvo “bien o mal aplicar los métodos antiterroristas” que convirtieron a la Argentina en símbolo universal de la desaparición forzada de personas. Como conocen los lectores de Página/12, se trata también del diario donde trabajaban los obreros gráficos Enrique Heinrich y Miguel Angel Loyola, delegados gremiales secuestrados, torturados y fusilados en 1976 luego de enfrentar durante años a la patronal de La Nueva Provincia, que dio la noticia en veinte líneas y nunca rindió cuentas ante el Poder Judicial.

El almirante

“Falleció el almirante Massera”, provocó La Nueva Provincia desde el título, simulando ignorar que había perdido su condición de marino luego de la condena a prisión perpetua en el juicio a los ex comandantes de 1985. En la nota sin firma se reconoce la pluma del director Vicente Massot, visitante de la ESMA en plena dictadura y ex viceministro de Defensa de Carlos Menem, cargo al que debió renunciar luego de reivindicar la tortura.

La semblanza recorre las internas navales, destaca las “dotes de negociador y conductor político” de Massera y la división que sus ambiciones personales provocaron en la Armada. Junto con Isaac Rojas fueron los dos únicos almirantes que durante el siglo XX “despertaron pasiones encendidas a favor o en contra, poco importa” para el editorialista. Massera “tuvo especial protagonismo a partir del pronunciamiento militar (sic) del 24 de marzo de 1976”, aunque “no fue la mezcla de Maquiavelo y asesino serial que han pintado sus enemigos, tan feroces a la hora de enjuiciarlo con la pluma como lo habían enfrentado antes en esa tremenda guerra civil (sic) en la cual ellos llevaron la peor parte”, que Massot nunca se dignó a contar en sus páginas.

Recuerda La Nueva Provincia que Massera “tuvo la descomunal y trágica potestad a la vez de ser –junto a los otros miembros de la Junta de Comandantes– dueño de la vida y de la muerte de las personas, algo que ni siquiera Rosas en el siglo XIX y tampoco Perón en el siguiente tuvieron en esa escala”. “A veces ese poder se usó mal”, admite Massot. No especifica si refiere a cuando robaban criaturas, cuando arrojaban monjas y Madres de Plaza de Mayo desde aviones en vuelo o sólo cuando torturaban y mataban. Luego justifica una vez más el genocidio criminalizando a las víctimas: “Todas las formas de guerra irregular terminan de la misma manera: al terror se le opone el contraterror”.

Igual que en 1993, cuando como funcionario del presidente Carlos Menem defendió los ascensos de los capitanes Antonio Pernías y Juan Carlos Rolón (entonces impunes, hoy a punto de recibir su primera condena), Massot se permitió dudar sobre la legitimidad del Estado para secuestrar, torturar, matar y desaparecer personas. “Si hicieron bien o mal en aplicar los métodos antiterroristas por todos conocidos es algo que seguirá siendo materia de discusión por espacio de décadas”, aseguró ayer La Nueva Provincia, que nunca publicó con qué interlocutores debate el tema. Luego, una vez más, el aplauso: “El flagelo subversivo fue cortado de raíz, ahorrándole males inimaginables al país”. La crítica a la dictadura se limita a “las rencillas absurdas entre los miembros de la primera junta y la incapacidad para acometer los cambios de fondo que la Nación pedía a gritos”.

Claro y preciso

El interlocutor naval de confianza de la directora de La Nueva Provincia durante la dictadura, Diana Julio de Massot, no era Massera, sino el contraalmirante Luis María Mendía, el mismo que informó a 900 oficiales en el cine de la base de Puerto Belgrano sobre la “muerte cristiana” desde las alturas que iban a aplicar las tres Fuerzas Armadas. Diez meses antes del golpe de Estado, sin embargo, el diario ya celebraba el trabajo sucio de la Armada y elogiaba en sus páginas las arengas de Massera, designado al frente de su fuerza por Juan Domingo Perón.

“La Armada vive en guerra y participa con la energía y decisión clásicas de su patrimonio histórico”, afirmó Massera en la base Puerto Belgrano, el Día de la Armada, al lado de la presidenta Isabel Perón y su gabinete. Con las tribunas del estadio repletas, el marino habló aquella tarde sobre su vocación democrática, su convicción sobre “la libertad individual como bien más preciado inherente a la naturaleza humana”, pero diferenció a “los subversivos” y aseguró que la Marina estaba “segura en fuerza y en derechos para enfrentarlos y destruirlos” (LNP 17.5.75).

Fue “una de las más claras y precisas manifestaciones castrenses sobre el sentido del proceso que el país protagoniza y el rol que las Fuerzas Armadas deben cumplir”, lo elogió el mismo día La Nueva Provincia, y reafirmó: “No se trata de comprometerse con la letra fría de la Carta Magna, sino de solidarizarse con lo que ella consagra para el bienestar de la familiar argentina”. En noviembre, mientras se orquestaba el asalto al poder, Massera contaba al periodismo local que “ya hace tiempo que la Armada está actuando contra la subversión”, aunque “en una forma más silenciosa” que el Ejército (LNP 20.11.75).

El 24 de marzo, en un editorial titulado “Refundar la Patria”, la dirección del diario sostuvo que “la Argentina es una nación occidental y cristiana”, enumeró como enemigos “al aparato subversivo, el ‘sacerdocio’ tercermundista, la corrupción sindical, los partidos políticos”, entre otros, y encomendó “destruirlos allí donde se encuentren, sabiendo que sobre la sangre redentora debe alzarse la segunda república”.

Seis meses después, mientras el secretario de redacción Mario Gabrielli publicaba fotos junto a Massera y paseaba en la fragata Libertad por Europa, La Nueva Provincia le dedicó al hombre fuerte de la ESMA un editorial repleto de elogios. Su discurso “contiene los fundamentos de un anhelo que es común a la ciudadanía”, aseguró. Destacó uno en particular: “aniquilar a la subversión, tanto si empuña un arma como si distribuye un panfleto o miente y desvirtúa para confundir” (“El almirante Massera y la realidad”, LNP, editorial, 19.9.76).

jueves, 23 de septiembre de 2010

Contra la amnesia

Semanario Ecodías, Bahía Blanca.

Acto en Humanidades de la UNS

Más de un centenar de personas se dieron cita en el hall del edificio universitario de 12 de octubre y San Juan, para recordar a diez estudiantes de carreras humanísticas de esa casa de estudios que resultaron víctimas de la represión estatal y paraestatal de la década del '70.
El emotivo acto incluyó una exposición pictórica en memoria de los asesinados y desaparecidos. Además, se entregaron copias de los legajos de las víctimas a sus familiares y amigos.

Patricia Elizabeth Acevedo. Daniel Osvaldo Carrá. Armando Alberto Fioriti. Hugo Alfredo Fuentes. Mónica Susana González Bello. María Griselda Izurieta. Zulma Araceli Izurieta. Víctor Eduardo Oliva Troncoso. María Elena Peter. Cora María Pioli. Liliana Pizá.
Leídos por el poeta Mario Ortiz, sus nombres fueron saludados con el grito de "¡Presente!" por las más de cien personas que colmaron las instalaciones de la Biblioteca Marasso y obligaron a trasladar el acto de homenaje al hall del edificio de 12 de Octubre y San Juan, donde se encuentra el Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur.
Sus nombres ya estaban presentes en el edificio. La sala de la lectura de la biblioteca de Humanidades hace tiempo que deja ver en sus muros la lista de las personas desaparecidas o asesinadas durante la última dictadura militar. Son los nombres de estudiantes de las carreras que el departamento dictaba al momento de sus asesinatos o desapariciones.
El pasado lunes 13 de septiembre fueron recordados en un acto organizado por la Biblioteca "Arturo Marasso", la dirección departamental de Humanidades y la Cátedra Libre de Derechos Humanos que ese cuerpo inauguró en 2006. Participaron familiares, amigos y ex compañeros de las víctimas de la represión estatal y paraestatal, y sumaron sus voces autoridades universitarias, docentes y estudiantes. Además, el artista plástico Jorge González Perrín expuso pinturas que retrataban a tres de sus compañeros asesinados o desaparecidos.

La cátedra
Matizados por los poemas leídos por la bibliotecaria Elena Bonora, cada uno de los oradores del acto tuvo el espacio para brindar sus impresiones acerca del acontecimiento.
Tras la presentación de Ortiz, la docente Fabiana Tolcachier refirió el interés que motivó la creación de la Cátedra Libre de Derechos Humanos y lo relacionó con la especial significancia que cobró el acto: "Creemos que es necesario empezar por casa. La institución debe saldar esa deuda que tiene con su propia comunidad departamental, que sufrió lo peor de los años de hierro".
"Reconocemos que este acto de memoria llega en forma tardía. Pasaron más de tres décadas, lo que evidencia que no resulta fácil enfrentar el pasado traumático y todo lo que pervive de la dictadura en cada uno de nosotros y en nuestras instituciones", reflexionó Tolcachier antes de enfatizar la importancia que cobra, en tal sentido, el concepto de "memoria ejemplar", esbozado por Teodorov.

El artista
Tres retratos imponentes decoraban el hall de Humanidades. Su creador, el artista Jorge González Perrín, se hizo presente para acompañar a los familiares y amigos de las víctimas en el momento del sentido homenaje.
"Muchas veces encuentro en las imágenes de otros artistas que sigue predominando el mensaje de terror. Yo, por el contrario, trato que estas imágenes rescaten de todos nuestros compañeros su aspecto vital, que los llevó a que en este momento lo estemos recordando. Esta es una energía que no termina jamás", explicó sobre su opción artística a la hora de pintar.
Antes de expresar su deseo de que las obras moren en forma permanente en los pasillos del edificio, González Perrín recordó que "nuestros compañeros tenían como meta un país más justo. Ese es el mejor homenaje que les podemos dar".

Emoción
Quizá la parte más conmovedora del acto se produjo cuando la docente Marta Garelli, profesora de varios de los estudiantes recordados, entregó a los familiares y allegados presentes las copias de sus legajos universitarios, cedidos por la Dirección de Alumnos y Estudio de la UNS.
Cerrado de esta forma el acto protocolar, se abrió el espacio para las manifestaciones espontáneas de los concurrentes. Entre los muchos recuerdos personales que emanaron tras el homenaje, merece destacarse el aportado por Marta Garrido, compañera de Hugo Alberto Fuentes. Garrido cursó junto a Fuentes buena parte de la carrera de Letras, e incluso prepararon y rindieron juntos la última materia. "Trabajábamos todo el día y estudiábamos de ocho y media a dos de la mañana. Un día, vino desesperado a contarnos que Cora Pioli había desaparecido. Estudiábamos con pocas ganas, pero teníamos que terminar la carrera. Y a poco de rendir esa materia, él desapareció", narró.
A continuación, leyó un poema escrito por Fuentes. Estaba motivado en el cierre del Pensionado Católico que hasta 1975 funcionó en Zapiola 428, desalojo ocurrido porque "(las autoridades) tenían miedo de que fuera un 'semillero' subversivo".
"Lo único que me quedó de él (por Fuentes) fue su portafolios, y su cuaderno con las anotaciones de Española II. Fue nuestra última materia", recordó. Hugo Alfredo Fuentes no pudo recibir el título para cuyo ejercicio se había formado en la UNS de nuestra ciudad.

Palabra de artista
El artista plástico Jorge González Perrín conoce los pasillos que transitó en oportunidad de la presentación de sus obras. Estos cuadros, que es su deseo permanezcan en el lugar, retratan a estudiantes que fueron sus compañeros en su paso por las aulas de la carrera de Letras, entre 1971 y 1975. En ese año, González Perrín fue detenido y puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Por aquel entonces militante de la Juventud Universitaria Peronista, debió pasar largos meses en la prisión de Sierra Chica. Culminado el acto, el artista accedió a un diálogo con EcoDias.
Consultado respecto al clima imperante en la Universidad al momento de su ingreso al sistema, González Perrín resaltó la "euforia por lo que pasaba políticamente en el país" como un componente esencial para ilustrar la época. "Entramos a la Universidad con la convicción de que no podíamos hacer solamente beneficencia. Teníamos que cambiar el sistema", afirmó. Para ello, el hoy artista plástico era miembro del Comité de Gestión previsto para el cogobierno de la casa de estudios.
Para el pintor, un punto claro de inflexión lo marcó la asunción de Remus Tetu como interventor de la Universidad. "Yo estuve a metros de donde mataron a Watu, que estaba repartiendo volantes. Pasé, lo saludé y hablamos. Cuando llego a cincuenta metros, escucho un disparo. Estaba muerto. Ese es un punto de inflexión", reflexionó. Acerca de las cuestiones que lo motivaron a realizar las obras presentadas, el plástico atribuyó a "una necesidad personal" la creación de las mismas. Aunque añadió que "esa necesidad parece que se condice con la de cierto sector de la sociedad, que reivindica la relación entre arte y memoria".

En su Día
El 13 de septiembre se conmemoraba, además, el día de bibliotecarios y bibliotecarias. La fecha resultó oportuna para que la dirección y el personal de la Biblioteca "Arturo Marasso" participara de la organización del homenaje a los jóvenes asesinados y desaparecidos por la dictadura militar y las fuerzas parapoliciales que la precedieron.
La bibliotecaria Elena Bonora leyó poemas alusivos de Alicia Partnoy y Olga Vallasciani.
"No me hablen de las puertas del infierno, yo estuve allí", se escuchó en el acto de homenaje. Su autora es Alicia Partnoy, quien pasó por el centro clandestino de detención "La Escuelita".

sábado, 24 de julio de 2010

Murió Adel Vilas


Por Diego Martínez

Un adelantado del terrorismo de Estado, instaló en 1975 en Tucumán los primeros centros de tortura y exterminio del país.

En Bahía Blanca emplazó su segunda Escuelita, última escala de un centenar de desaparecidos.

A los fusilamientos en enfrentamientos fraguados, marca registrada del Ejército, agregó como toque de distinción de su prontuario el juicio por “infiltración ideológica marxista” en la Universidad Nacional del Sur, siempre con la complicidad del diario La Nueva Provincia y el servicio del juez federal Guillermo Federico Madueño.

“¿Cómo decirle adiós a un soldado que hizo que los hombres, mujeres y niños de esta ciudad comenzaran a recobrar la paz y la seguridad que habían perdido? Nos estaban arrancando algo vital, uno de los ejemplos del país que queremos ganar para las futuras generaciones”, escribió Diana Julio de Massot luego de despedirlo en la dirección del diario.

En 1987 la Cámara Federal lo escuchó invocar “órdenes superiores” para justificar sus crímenes y le dictó la prisión preventiva rigurosa. Usaba entonces el uniforme que sus subordinados se quitaron para secuestrar y contaba con los “consejos técnico--profesionales” de Néstor Luis Montezanti, ex agente de inteligencia del Ejército y actual juez de la misma Cámara bahiense.

Pasó sus últimos años recluido en un departamento en Bulnes 2087, donde nunca se dignó a recibir a este cronista.

Los ingratos que se beneficiaron con sus trabajos sucios le dedicaron cuatro líneas a su muertey hasta escribieron mal su nombre. Así pagan.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Detienen a represor González Chipont


Por D.M.

La Policía de Seguridad Aeroportuaria detuvo ayer a un oficial del Ejército que estaba prófugo desde junio, imputado por delitos de lesa humanidad en Bahía Blanca. Se trata del teniente coronel Guillermo González Chipont, ex miembro del Departamento II de Inteligencia del Cuerpo V, donde fue segundo jefe de la "Agrupación Tropas", que se ocupaba de secuestrar y trasladar a las víctimas al centro clandestino La Escuelita. Salteño, de 68 años, González Chipont fue detenido en el barrio cerrado "Los bosquecitos de Brandsen". El militar supo ufanarse en 1980 por su actuación en "aniquilamientos de delincuentes subversivos" a los que identificó con nombre y apellido, y que en todos los casos fueron vistos en cautiverio antes de ser ejecutados en enfrentamientos fraguados.

jueves, 29 de abril de 2010

Memoria Abierta en "La Escuelita"

Semanario Ecodías

Se hizo presente en Bahía Blanca el equipo de la organización Memoria Abierta para realizar estudios arqueológicos sobre los restos de las instalaciones del ex centro clandestino de detención del V Cuerpo de Ejército.

Semanas atrás, cuando se cumplía un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976, detallábamos cómo por primera vez el tradicional acto recordatorio y de pedido de justicia pudo hacerse en el interior del V Cuerpo de Ejército.
A muy pocos metros de donde se hizo el acto, se encuentran los restos demolidos de las instalaciones de lo que fuera "La Escuelita", ex centro clandestino de detención de Bahía Blanca que funcionó durante la dictadura y por el cual pasaron y fueron torturados cientos de secuestrados y secuestradas ilegalmente.
A ese logro de poder ingresar al predio, hoy se suma uno nuevo: el equipo técnico de la asociación Memoria Abierta visitó Bahía Blanca para realizar estudios arqueológicos en "La Escuelita".
Memoria Abierta, Acción Coordinada de Organizaciones argentinas de Derechos Humanos, es una organización que trabaja para aumentar el nivel de información y conciencia social sobre lo que fuera el terrorismo de Estado y para enriquecer la cultura democrática. Entre sus objetivos se encuentra el de lograr que todo registro de lo ocurrido durante la última dictadura militar y sus consecuencias sea accesible y sirva para la investigación y educación de las futuras generaciones.

Tareas
En una conferencia de prensa en la Unidad de Derechos Humanos fue el fiscal Abel Córdoba quien señaló que ya durante 2009 se había solicitado que se adopten medidas de no innovar y dar resguardo al sector para llevar a cabo las distintas pericias y estudios que finalmente se concretaron tras la llegada del equipo técnico: "La idea de ese planteo fue recabar los elementos de pruebas que todavía existen, y darle una dimensión que exceda lo judicial que tiene ese sitio en particular por los hechos que han ocurrido ahí, orientado a reflejar la dimensión social que esos hechos han tenido".
A la izquierda del fiscal se encontraba Gonzalo Conte, integrante del equipo de Memoria Abierta, quien explicó la inspección general que se realizaría en "La Escuelita" para determinar y comprobar las estructuras visibles que allí se encuentran: "Estructuras edilicias que han sufrido distintos procesos de demolición y también agentes naturales que han incidido en lo que queda de estas construcciones. La idea es hacer un diagnóstico, verificar si existen pericias posibles que nos acerquen a conectarnos con mayor información, que a su vez nos posibilite entender el funcionamiento de estos lugares".
El trabajo se realizaría de manera conjunto con un equipo local de arqueólogos y con el gabinete científico de la Policía Federal Argentina: "Se va a delimitar ese predio, amojonarlo para luego construir allí un cerco que delimite y lo proteja. El juzgado también ha dispuesto la señalización del sitio para que se indique el sentido de esta acción en el marco de un predio que ha sido cautelado, y que el juzgado cree que necesita esta experiencia técnica para posibilitar encontrar esa información que se está buscando".
Los próximos pasos a seguir, informó Conte, consisten en la realización de un informe que apuntará las próximas pericias a llevar a cabo para ser consideradas por el juzgado: "En mi caso conocía el predio por fuera, hemos visto algunas estructuras que todavía quedan, pocas pero quedan. El trabajo en sí justamente consiste en limpiar esas zonas, detectar la extensión que tienen estas edificaciones, compararlas y trabajar con los testimonios para saber si efectivamente estos han sido los lugares. Posteriormente, intentar realizar, si el juzgado así los dispusiera, el recorrido por estas estructuras por parte de los testigos que han pasado por allí que son los que a través de sus relatos le van a dar sentido a este trabajo técnico".
Por otro lado, Conte explicó que el trabajo so se remite únicamente a los escombros de "La Escuelita" sino también a otros elementos que se pudieran hallar: "Allí hay estructuras cercanas a estas localizaciones como aljibes, pozos negros, o instalaciones sanitarias. Además, hay una cantidad de actividades que se desarrollaron por fuera de estos recintos que también vamos a tratar de localizar para entender su desempeño en la trama, reconstruir y, más allá de lo que ya sabemos, recabar información que nos esclarezca y eche más luz".

Cerca del juicio
Para el fiscal Córdoba, los resultados de estos estudios tendrán vital importancia desde la perspectiva del próximo juicio oral a realizarse en Bahía Blanca.
El doctor Horacio Azzolin, presente en la conferencia, amplió conceptos sobre el tema: "Hubo todo un sistema para hacer desaparecer la información relativa a lo que sucedió durante el periodo de gobierno militar en Argentina. Esto se enmarca dentro de lo que pasó en todo el país, destrucción de libros, con falta de información. Esos problemas siguen hoy vigentes, como por ejemplo en la búsqueda de documentación de esa época. Lo que se trata de hacer, a través de otros medios que no sean los documentales, es tratar de reconstruir todos estos lugares. Lo que se intenta es buscar con todos los medios posibles -más con los medios que da la técnica hoy día- preservar la memoria de estos lugares e identificarlos como centros clandestinos de detención".
Acerca del juicio en sí, si bien no hay una fecha fijada, la Fiscalía está realizando estrategias procesales para desarrollar un juicio lo más abarcador posible, más allá de que va a haber tramos que van a quedar para un segundo juicio: "En este momento, el tribunal está integrado por el doctor Velázquez, que es miembro titular el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca, por la doctora Torterola, que es una magistrada convocada, estaba jubilada y fue convocada para realizar el juicio, y por un juez de Neuquén que está en actividad y que viajaría para el juicio. Hay algún planteo sobre la integración del tribunal pero confiamos en que quede integrado de esta manera".
Acerca del lugar para desarrollar el juicio, teniendo en cuenta su magnitud, Azzolin habló de alternativas como instalar una pantalla gigante fuera de la sala o buscar lugares más amplios: "Sabemos que el tribunal está sabiamente buscando un lugar alternativo que sea un poco más grande y más cómodo para todos. Estamos confiados en que eso se puede conseguir. De hecho, la Fiscalía ha hecho una especie de búsqueda paralela y encontramos lugares adecuados para eso. No una sala de audiencias de un tribunal porque también sabemos que los tribunales no están preparados para este tipo de cosas. No es un problema de Bahía sino de todo el país, pero se puede hacer perfectamente: el tema es definirlo nada más".

jueves, 4 de marzo de 2010

Büsser, embarcado en delitos de lesa humanidad

El almirante retirado Carlos Alberto Büsser, quien encabezó el desembarco en las Islas Malvinas, es uno de los procesados por haber comandado en 1977 la Fuerza de Tareas 2 que actuó en Bahía Blanca. Al mismo tiempo, el juez Eduardo Tentoni excarceló a los acusados.


Por Diego Martínez

Diez oficiales retirados de la Armada y dos ex miembros del Servicio Penitenciario Bonaerense fueron procesados por la Justicia de Bahía Blanca por delitos de lesa humanidad en las bases de Puerto Belgrano y Baterías durante la última dictadura. La lista incluye a los contraalmirantes Carlos Alberto Büsser, famoso por encabezar el desembarco en las Islas Malvinas, y Manuel Jacinto García Tallada, ex jefe del Estado Mayor del Comando de Operaciones Navales, que en estos días afronta su primer juicio por secuestros y torturas en la ESMA. Büsser fue secretario personal de Emilio Massera mientras se planificaba el último golpe de Estado y comandó en 1977 la Fuerza de Tareas 2 que actuó en la zona de Bahía Blanca.

El juez federal ad hoc Eduardo Tentoni destacó que “las condiciones de vida en los centros clandestinos eran inhumanas”, consideró que “la crueldad de los maltratos, tormentos, torturas, vejaciones y violaciones” en los centros clandestinos de la Armada “escapan a cualquier intento de descripción”, pero excarceló a los marinos. “Si la medida se extendiera a imputados por cualquier delito podría pensarse que se instituyó una garantía procesal e implicaría un avance social. Mientras sea sólo para imputados por crímenes de lesa humanidad es un privilegio sumamente discriminatorio”, consideró el fiscal federal Abel Córdoba, quien reemplazó al frente de la investigación al ex fiscal general Hugo Cañón.

La causa por los crímenes de la Armada en Bahía Blanca se reabrió a fines de 2005. En febrero de 2007 se declaró competente Tentoni, que nueve meses después ordenó una inspección ocular en Puerto Belgrano y Baterías. En junio pasado ordenó los primeros procesamientos, que incluyeron a los prefectos Félix Cornelli y Francisco Martínez Loydi, responsables del informe que recomendó “ralear” del diario La Nueva Provincia a los obreros gráficos y delegados que habían enfrentado a la familia Massot en los años previos al golpe, secuestrados, torturados y asesinados en junio de 1976.

El año pasado, por primera vez en tres décadas, un marino confirmó ante la Justicia la existencia de un centro clandestino en la base de Infantería de Marina Baterías, en la ciudad de Punta Alta. El vicealmirante Eduardo Fracassi precisó que funcionó en la sexta batería histórica, agregó que se habilitó “a los fines de trasladar detenidos de la base Puerto Belgrano, que había completado su capacidad de detención”, y que “estaba operado por personal que revistaba en Puerto Belgrano o en la Fuerza de Tareas 2”. Si bien era jefe de la base, Fracassi dijo ignorar detalles del funcionamiento del centro de torturas porque “dependía del comandante de Operaciones Navales”.

Tentoni recordó que ya en abril de 1975 un supuesto infiltrado fue torturado durante más de un mes por oficiales de la Armada en Puerto Belgrano. La víctima fue entonces el cabo principal Juan José Cozzi, que en 1984 identificó entre sus interrogadores a los marinos Juan Alberto Iglesia, Guillermo Martín Obiglio y Remo Omar Busson, entre otros. El juez se pregunta “si hubo algún cambio en el método contrainsurgente luego del golpe militar” y concluye que “la respuesta es obvia: no”.

El “operativo Rosario” no fue la única tarea de Büsser durante la dictadura. Hasta el 29 de marzo de 1976 fue secretario de Massera. Ese año prestó servicios en la Secretaría de Información Pública. En 1977 comandó la Fuerza de Tareas 2 que operó en el sur bonaerense. En 1979, según declaró ante el juez Baltasar Garzón el comandante español Alfonso Morato, Büsser junto con el teniente coronel Quezán lo secuestraron y torturaron durante ocho meses para que confesara ser un espía chileno. El marino era entonces director de Inteligencia Interior de la SIDE. En 1983, cuando las Fuerzas Armadas incineraron los archivos sobre sus crímenes, era jefe del Estado Mayor Conjunto. Durante su indagatoria admitió que comandó la FT2, dijo que se limitaron a “patrullar la zona para disuadir cualquier actividad terrorista” y que “no hubo detenciones en toda mi gestión”.

La lista de procesados incluye al contraalmirante Angel Lionel Martín, ex comandante de Aviación Naval, y seis capitanes de navío. Hugo Andrés José Mac Gaul fue jefe de Baterías en 1976. Hernán Lorenzo Payba comandó el batallón comando de la Brigada de Infantería de Baterías. Guillermo Félix Botto actuó en 1976 en la sección Inteligencia de la subjefatura Operaciones de Puerto Belgrano, cargo desde el que participó en el montaje en el que fue fusilada Susana Martinelli, vista en cautiverio en las bases de Mar del Plata y Puerto Belgrano. El aviador Domingo Ramón Negrete fue comandante de la Base Aeronaval Comandante Espora en 1976.

El capitán Alberto Gerardo Pazos, actual profesor en el Instituto Universitario Naval, actuó en 1977 en la sección de Inteligencia de la Fuerza de Apoyo Anfibio (FAPA). El juez consideró probado que adiestró “cinco unidades de la FAPA para la lucha antisubversiva” y por su cargo “participó en los interrogatorios y torturas” de varias víctimas vistas por última vez en Baterías, como Cora Pioli o Daniel Carrá, “y también en las decisiones que resolvieron su suerte”. El capitán Enrique De León, profesor de la Universidad del Salvador, fue jefe de Contrainteligencia del departamento operaciones de Baterías. Antes de ser declarado desertor, el conscripto desaparecido Horacio García Gastelú informó a su familia que estaba en una lista de “observados” e identificó en el seguimiento al “teniente De León”. También fueron procesados el capitán José Luis Ripa, el prefecto mayor Héctor Luis Selaya y el alcaide Leonardo Núñez, enlace entre los centros clandestinos y la cárcel de Villa Floresta.

viernes, 12 de febrero de 2010

Diez represores tras las rejas

Con una serie de operativos simultáneos, la PSA capturó a una decena de suboficiales que actuaron en el centro clandestino de Bahía Blanca. Fueron trasladados a la cárcel de General Roca y hoy comienzan a declarar como imputados.

Por Diego Martínez
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El fiscal Córdoba (parado, al centro) se encargó de la investigación.

Llegaron a Bahía Blanca desde regimientos de la Patagonia con la misión de custodiar La Escuelita, el centro clandestino del Cuerpo V de Ejército. Durante tres años dejaron de ser baqueanos en la Cordillera, pasaron a llamarse Abuelo, Perro, Pato, Zorro, Loro, Zorzal, entre otras especies, y se dedicaron a torturar a secuestrados vendados y encadenados. La mayoría se adaptó de buen gusto. Unos pocos se permitieron pequeños gestos de humanidad. Alguno se arriesgó a sacar una carta y un par de aros de una secuestrada embarazada para sus padres. “Nosotros también éramos esclavos”, aseguró uno de ellos tres años atrás. La buena nueva llegó el martes: luego de un tercio de siglo de impunidad, tras una investigación del fiscal federal Abel Córdoba y por orden del juez Alcindo Alvarez Canale, la Policía de Seguridad Aeroportuaria detuvo a diez ex guardias de La Escuelita, que hoy comenzarán a declarar como imputados.

“Tal vez se apiaden de los abuelos y las familias de los chiquitos nacidos en cautiverio y tengan más dignidad que sus superiores, que siempre negaron la información”, se esperanzó Alicia Partnoy, sobreviviente y autora de La Escuelita. Relatos testimoniales, sobre las formas de resistencia y la convivencia con los represores en el centro de exterminio bahiense. “Si, como decían, lo que los llevó a ser mano derecha de torturadores y genocidas era el miedo a sus jefes, en un país donde todos teníamos miedo a esos asesinos, ¿qué les impide hablar ahora que sus superiores no están en el poder?”, se preguntó Partnoy, luego de recordar al guardia que sacó la carta de Graciela Izurieta, quien dio a luz en diciembre de 1976 en la maternidad clandestina del general Abel Teodoro Catuzzi, ya fallecido.

“Les cabe la misma caracterización que a todos los que fueron parte del genocidio: asesinos”, consideró Eduardo Hidalgo, secretario de la APDH de Bahía Blanca y sobreviviente del centro de exterminio del general Adel Vilas, impune por insania y domiciliado en Bulnes 2087, 7º B, de la ciudad de Buenos Aires. “Si fuera posible alguna expectativa, desearía que cuenten lo que vieron y lo que saben, pero la verdad es que no espero nada de estos criminales perversos”, confesó Hidalgo, y lamentó la muerte de Hugo Marcial Verdún, alias Zorro, quien estuvo a punto de matarlo a golpes.

Los guardias provenían de regimientos de Las Lajas, Junín de los Andes, Convuco y Zapala, todos en jurisdicción del Cuerpo V, y no conocían la ciudad. La mayoría no había terminado la escuela primaria y eran guías de montaña. “Hombres sencillos”, resumió Vilas, que se acercaba a La Escuelita a presenciar interrogatorios y alguna vez almorzó con los guardias. La tarea principal era verificar que los secuestrados no hablaran, no se movieran, no espiaran por debajo de las vendas, y trasladarlos a la sala de torturas cada vez que el suboficial Santiago Cruciani o el coronel Antonio Losardo deseaban interrogarlos.

El horror del terrorismo de Estado no impidió gestos mínimos de humanidad: permitir a los secuestrados hablar en voz baja, informarles sobre los compañeros que habían sido trasladados, permitir un vistazo para ver al resto de los cautivos. “Para nosotros también fue una tortura. Teníamos prohibido hacer preguntas, hablar con los secuestrados, no éramos dueños de nada”, contó años atrás un ex guardia a Página/12. “Tampoco podíamos pedir que nos sacaran, debíamos tener una buena explicación, y estos tipos eran capaces de cualquier cosa. Nadie se animó”, agregó.

Seis de los detenidos, igual que Verdún, vivían en Junín o San Martín de los Andes: Raúl Artemio Domínguez, Andrés Desiderio González, José Marcelino Casanovas, Gabriel Cañicul (vendía productos regionales en una cabaña), el taxista Armando Barrera y el gasista José María Martínez. Felipe Ayala vivía en Bariloche. Arsenio Lavayén en Plottier, en las afueras de Neuquén. El teniente Fernando Antonio Videla fue detenido en Villa Dominico, cerca de La Plata. El guía turístico Bernardo Cabezón se aprestaba a salir de excursión desde su residencia en el lago Huechulafquen, en Neuquén. Las capturas simultáneas, a cargo de la Regional V de la PSA, se produjeron el martes. Los detenidos fueron trasladados a la cárcel de General Roca, donde quedaron incomunicados. Hoy comenzará a declarar Videla, ex jefe del grupo de guardias.