No conformes con la concesión automática de
arrestos domiciliarios, que les permite afrontar el juicio por delitos de lesa
humanidad sin pisar la cárcel, los represores de la Armada y Prefectura que
actuaron en Bahía Blanca durante la última dictadura se siguen burlando de las
garantías que les otorga el Estado de Derecho.
El 8 de julio, durante la primera audiencia del
primer juicio por secuestros, torturas y asesinatos en las bases navales de
Puerto Belgrano y Baterías, sólo 9 de los 24 acusados fueron trasladados al
aula magna de la Universidad Nacional del Sur desde unidades penales y en
móviles del servicio penitenciario. Los otros 15, todos libres pese a los reclamos
de los fiscales federales José Nebbia y Miguel Palazzani, contaban con el visto
bueno del Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca para trasladarse por sus
propios medios, con parejas, hijos y amigos; tres a la UNS y una docena a los
tribunales de Comodoro Py, donde podrían seguir la audiencia por
videoconferencia a 700 kilómetros de los jueces.
Los bahienses que fueron a presenciar el inicio
del proceso debieron soportar ser palpados por gendarmes y tuvieron
que dejar llaves, celulares y objetos personales en manos de uniformados. Los
familiares de los represores citados en Py, en cambio, se mezclaron entre los
imputados, charlaron como en una reunión de amigos y se ofrendaron chocolates
para amenizar la velada. El hijo del prefecto Félix Ovidio Cornelli (ambos de anteojos
negros, padre con boina y bufanda para ocultar su rostro) hasta se dio el gusto
de filmar a los periodistas presentes, mientras el secretario judicial Andrés
José López le informaba al fotógrafo de Página/12 que no lo dejaría hacer su
trabajo simplemente porque no estaba acreditado de antemano.
No fueron esas, sin embargo, las principales
burlas al proceso a cargo de los jueces Jorge Ferro, Martín Bava y José
Triputti. La nota del día, que descubriría el fotógrafo y militante Marcelo
Núñez, la protagonizó el prefecto Pedro Alberto Pila, ex jefe de la División
Operaciones de Prefectura Bahía Blanca, de activa participación en secuestros y
allanamientos ilegales en 1976 como parte de la Fuerza de Tareas 2 de la Armada.
El secretario, ante la pregunta del tribunal, respondió que “todos los
imputados” estaban presentes y leyó sus nombres por orden alfabético, como los
apuntó este cronista. En décimo lugar mencionó al prefecto Pila.
El trabajo artesanal para vincular nombres con
rostros (pues nadie aquel día pidió a los represores que se identificaran) sólo
pudo completarse cuando Núñez fue y tomó fotos de una audiencia en Bahía
Blanca. Recién entonces fue posible corroborar las identidades de todos los
imputados… Y descubrir que el prefecto Pila no había estado en Comodoro Py.
¿Quién se hizo pasar por Pila aquella mañana? ¿Corroboró
el secretario Andrés José López las identidades de los imputados presentes?
¿Eran todos acompañantes de represores con arresto domiciliario los hombres que
se mezclaron entre marinos y prefectos? ¿Alguno se hizo pasar por Pila?
Las respuestas deberán darlas
los jueces Ferro, Bava y Triputti, que tienen todas las facultades para evitar
nuevos papelones. De la Cámara de Casación, en tanto, depende que se confirmen
o rectifiquen los arrestos domiciliarios a la carta.Imputados y acompañantes en la sala de Comodoro Py. Foto: Marcelo Núñez. |
¿Familiar acompañante? |
Foto: Matías Luna Chima. |
¿Dónde estaba el primer día? |
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