doctor CÓRDOBA:
Voy a continuar
fundamentando las responsabilidades de cada uno de los acusados en este juicio,
respecto de los oficiales del Departamento III de Operaciones del Comando V
Cuerpo. Este departamento –uno de los cuatro del Estado Mayor- se rigió por el
reglamento RC 330. La función de los que revistaban en este departamento, desde
el jefe hasta los oficiales subalternos, está dada por la propia denominación
del departamento: era el departamento ejecutivo del Comando V Cuerpo de
Ejército.
La definición de
una operación militar de acuerdo a los reglamentos es abarcativa de “toda actividad de carácter militar que realicen
las tropas en cualquier situación”, y también “Operación es el empleo y la
dirección de los elementos dependientes para ejecutar las actividades necesarias
para cumplimentar las misiones determinadas”.
La “misión
determinada” como ya ha quedado demostrado, era la de aniquilar –luego de
configurar- a quienes consideraban sus enemigos.
Otro de los
aspectos centrales que deben ser valorados al momento de analizar la
responsabilidad de estos oficiales, es que en las FFAA y concretamente en el
Ejército, toda actividad militar se dispone en función de la operación. Se
define hacia la ejecución de las operaciones militares, la comunicación es en
función de las operaciones, el registro es del resultado de las operaciones, la
Inteligencia es en función de las operaciones futuras, la Logística puede ser
definida como la disposición racional de medios orientados hacia la ejecución
de las operaciones. Esto indica la relevancia, en cuanto gravita la importancia
de dicho departamento.
Al tiempo de los
hechos que se están juzgando, la cadena de mandos del Departamento Operaciones,
estaba integrada en primer término por los Comandantes ASPITARTE y VILAS, luego
BAYON como Jefe del Departamento, luego los oficiales PAEZ, FERRETI, por debajo
de ellos IBARRA, luego GONZALEZ CHIPONT, MASSON y desde allí seguía la cadena,
ya a la aplicación ejecutiva en la tropa que cumplía las órdenes por éste
último impartidas.
Responsabilidad de los oficiales del EA (cont.):
15.- MASSON,
Jorge Aníbal: Uno de los oficiales jefes de sección del equipo de lucha
contra la subversión, nació el 8/12/52, es teniente coronel retirado del
Ejército. Durante la instrucción de esta causa, MASSON estuvo 6 meses prófugo
hasta que INTERPOL logró dar con él y capturarlo, y recién entonces pudo
enjuiciarlo el Poder Judicial. Su historia militar comienza con su egreso como
subteniente de infantería, en diciembre del 73. En mayo del ’74 fue destinado
como instructor al Regimiento de Infantería 8 de Comodoro Rivadavia; en octubre del 74 era jefe de sección. Luego
continuó revistando en esa misma condición en el equipo de lucha contra la
subversión. Al igual que otros oficiales, en diciembre ‘75 parte en comisión al
V Cuerpo de Ejército. Vemos en su legajo de servicios (exhibe en pantalla) el
asiento en que se lo destina al V Cuerpo. Es un asiento que está notoriamente
alterado, se ve en apariencia un 2/II/76. Claramente, al mirarlo bien está
tachado y debajo del casillero del mes está la “X” (que con el “II” completa)
el mes de diciembre, debajo del “6”
del “76”
está el “5”
del “75” y
el “02” es
la transformación del “12” .
Es decir que la fecha en el legajo original previo a esa adulteración es
claramente el 12/XII/75 con lo que la fecha “2/II/76” es falsa.
Por otro lado
estuvo todo el año ’76 en el equipo de lucha contra la subversión, hasta que en
diciembre del ’76 pasó al Comando del Ejército, ascendió ese mismo día o al
siguiente a teniente.
Fue calificado por
sus jefes que vemos en la planilla de calificación, indica como estaba
integrada la cadena de mandos: en el estamento más alto Acdel VILAS, como
Segundo Comandante y Jefe del Estado Mayor, a su vez jefe de la Subzona 51; a
su vez las órdenes a MASSON provenían de BAYON, y por debajo de él IBARRA, jefe
del grupo de tareas.
Eso era el periodo
hasta octubre del ‘76. En el período que le siguió a eso hasta que dejó el V
Cuerpo siguió siendo calificado por IBARRA y BAYON. En todos los casos con
calificación perfecta por parte de éstos.
En cuanto al
período vemos, en primer término la llegada de MASSON se encuadra dentro de la
llegada de oficiales jóvenes para integrar esos equipos operativos, esos grupos
de tareas. Obra en el legajo un documento firmado por éste firmado el 24/8/76
en el cual solicita –lo vemos ahora en pantalla- autorización para contraer enlace, lo dirige
a su jefe inmediato, al jefe de la agrupación tropa del Comando. Luego tenemos
la respuesta a ese pedido, que sigue nuevamente la cadena de mandos: de IBARRA
al jefe del Departamento III de Operaciones, BAYON. En el texto de elevación
figura firmado por IBARRA, que MASSON se encuentra en servicio desde el 16/12
“próximo pasado”, lo que desmiente la fecha antes aludida: no es el 2/2/76 ya que
a lo sumo el 16/12/75 prestaba servicios en dicho Departamento. Confirma que
era posible la adulteración de diferentes destinos en el legajo, y que estaba
lejos el traslado de MASSON, de ser habitual o regular dentro del Ejército. Fue
el armado concreto de este equipo de lucha contra la subversión, apresurado a
partir de las fechas que las propias FFAA imponían al gobierno democrático; en
la preparación del golpe de Estado ocurrían estos traslados en forma
intempestiva.
Lo que seguía de
esa elevación de pedido grafica aún en lo administrativo la cadena de mando.
Desde BAYON pasa al Departamento 1 - Personal.
El despliegue
operativo de este grupo de tareas que integraba Jorge Aníbal MASSON lo hacía en
carácter de jefe de sección. Cuando se habla que el jefe de sección encabezaba
operativos militares, no tenemos que pensar en campos de batallas, trincheras o
ningún episodio en que estuviera expuesto a agresión alguna: consistía en
cercar cuadras, rodear concretamente la casa, arrancar a patadas una puerta y llevarse
a las personas que estaba indefensas en cada uno de los domicilios. Iban
armados con ametralladoras y pistolas, rodeado de IBARRA, SANTAMARIA, FERREIRA,
MÉNDEZ, CORRES, CASELLA, con un apoyo logístico descomunal, que incluso en
algunos operativos llevaban hasta vehículos anfibios, siempre de noche. Eso da
cuenta de la operatoria particular que tenía el Ejército en ese momento, y que
era la principal actividad operativa de MASSON y su equipo de lucha contra la
subversión.
El acusado en
instrucción reconoció que integraba el equipo de lucha contra la subversión,
confirmando lo que decía el legajo, que fue jefe de una sección al mando de IBARRA, que tenía mando sobre
suboficiales y soldados, que su especialidad era el mando de tropa, que la
especialidad concreta de él era tirador, e instruía a la tropa. Dijo que estaba
a cargo de unos 30 soldados tiradores, a los que instruía. Luego dijo que nada
lo vinculaba a los hechos. Negó que como jefe de una sección de ese equipo de
combate, tuviera algo que ver con alguno de los hechos.
Ya es llamativo
que el jefe de sección no tenga que ver con los hechos ejecutados por el
Ejército en el marco de esa lucha.
Se declaró
inocente en función –según dijo textualmente- que “VILAS no me mencionó en la
indagatoria”. El parámetro de la inocencia en términos penales no es el
criterio de VILAS, sino el del Código Penal y el de los jueces del estado de
derecho democrático que deberán determinar su culpabilidad o inocencia. VILAS
no es el parámetro de la inocencia de una persona acusada de una decena de
homicidios consumados, en los casos que reseñamos.
Por otra parte las
menciones que hace VILAS abarcan a todos los integrantes del equipo de lucha
contra la subversión. Habló del despliegue del grupo antiguerrillero en los operativos
conocidos como “San Lorenzo” “Catriel” “Dorrego y General Paz” y esa mención
incluía a los jefes como a los oficiales y suboficiales subalternos.
Si uno va a las
constancias escritas, documentadas de la consideración que tuvo VILAS para con
MASSON, uno ve que este pionero del Terrorismo de Estado lo consideraba uno de
los sobresalientes del Ejército en el año ’76, un Ejército obviamente dedicado
plenamente a la cacería de personas. Uno de los responsables más simbólicos
consideró que MASSON era sobresaliente para el Ejército en esa misión. En su
momento seguramente ese joven oficial de 23 años se hubiera sentido orgulloso,
pero hoy es indicativo no sólo de su ubicación jerárquica sino del rol que le
cupo.
Por otra parte
MASSON en su indagatoria, dijo que “ninguna víctima me reconoció por mi nombre
ni por mi aspecto”.
Corresponde hacer
una aclaración: MASSON no tiene sobrevivientes, todas las víctimas por las que
está acusado son homicidios.
Obviamente las
víctimas de FATIMA, PALOMITAS, PIBE DE ORO, CATRIEL y TRELEW no han podido
reconocer a sus ejecutores. Esa
pretensión que la muerte, el homicidio de sus víctimas es la carta de su
impunidad, es una consideración inadmisible.
MASSON dijo que
eran oficiales de semana –en referencia a los oficiales del equipo de lucha
contra la subversión-, que acompañaban a los soldados en su alojamiento (dio
una versión muy solícita al respecto), en tareas de desayuno, educación,
mantenimiento, comida, higiene y descanso. Así describió sus actividades, ocupándose de soldados como una especie de
tutor. Dijo también que hacía control de ruta, como el resto de los oficiales
acusados.
Dijo que la
agrupación tropa se encontraba dedicada a la instrucción de la tropa y a la
realización de guardias, y consideró injusto que se lo acuse solamente por
estar presente en Bahía Blanca.
Para considerar
válida esta conclusión, debemos entender que VILAS consideraba sobresaliente la
sola presencia pasiva del acusado durante 1976 en el equipo de lucha, lo que
desvirtúa esta pretensión.
Este criterio fue
compartido por BAYON e IBARRA, que lo calificaron del mismo modo.
Las afirmaciones
que se dedicaba a la instrucción y a la educación de soldados fueron
desmentidas, no ya por las declaraciones de los familiares de las víctimas al relatar el contexto de los
hechos, y la documentación analizada. También por Emilio IBARRA, jefe del
equipo de lucha que en su declaración admitió las tareas que hacían; Acdel
VILAS, Julián CORRES, Julio GONZÁLEZ
CHIPONT, Osvaldo PAEZ también quien en su declaración se refirió en términos
más reales respecto a cual era la tarea. Lo que se deduce también de los
hechos, es que el equipo de lucha contra la subversión tenía por objeto
exclusivo el secuestro de las víctimas, su traslado a CCD, el montaje de
operativos y la desaparición o muerte de las víctimas.
Este equipo fue
conformado como parte de esa organización especial del Comando V Cuerpo. Si uno
analiza la llegada de los diferentes oficiales, en el término de pocos meses
llegan los principales responsables operativos de estos hechos.
El 15/10/75 llega
CRUCIANI, responsable del CCD; al otro
día CORRES, otro de los torturadores de “la escuelita”. En noviembre es
convocado MENDEZ; Osvaldo SIERRA, MASSON y CONDAL llegan en 12/75. En enero ‘76
son convocados ARROYO, DEL PINO, VILAS mismo, SOSA, otro de los jefes del CCD;
FOX –que se desempeñaba en el equipo de lucha contra la subversión- llega en
marzo, también GARCIA MORENO; BURGHINI llega en abril; SANTAMARIA Y CASELLA en
mayo. En siete meses se consumó la integración de buena parte de los equipos
operativos y de Inteligencia centrales, que una vez conformados arrasaron con
buena parte de la población de esta ciudad. Organizados dentro del Departamento
III de Operaciones, que era el área específica y el destino natural de ese tipo
de actividades.
Allí vemos la
cadena de mando (exhibe en pantalla): ASPITARTE en el ’76, que incumbe a la
función de MASSON, VILAS como Jefe de Departamento, luego las segundas
autoridades del Departamento III eran PAEZ y FERRETTI, y debajo de ellos IBARRA
como jefe del equipo de lucha contra la subversión, con cuatro de sus
secciones: artillería, infantería, caballería y exploración.
Yendo a la
organización concreta del equipo de lucha vemos la orgánica: el jefe era Emilio
IBARRA, el segundo jefe en uno de los períodos fue GONZALEZ CHIPONT. En la
sección de artillería estaba SANTAMARIA, en la de infantería MASSON, luego
FERREYRA y en exploración CASELLA. Debajo de ellos estaba CACERES, una especie
de encargado como suboficial, de la agrupación. Y luego el resto de oficiales
que orgánica o inorgánicamente se iban sumando: SOSA, ARROYO, NIEVAS, BURGHINI.
Sobre estas últimas personas tenían mando los jefes de sección, además de sobre
los 120 conscriptos que las integraban.
El funcionamiento
de este equipo de combate suponía la coordinación con las diferentes áreas del
ejército: en principio con el área de Inteligencia, quien le suministraba
información, las actividades y pertenencia a diferentes círculos de las
víctimas; coordinaba con el área Personal, de donde salían las nóminas con
pedidos de captura y el registro de secuestrados; la Logística también ha sido
imprescindible por los recursos operativos que se desplegaban en cada uno de
los operativos; con el Área 511 por las
actividades operativas territoriales concretas y con los diferentes CCD, donde
terminaban los operativos de este oficial que está siendo acusado. De allí eran
sacadas cuando montaban los falsos
operativos. Ahí tenemos un despliegue operativo que abarca todas las áreas.
Este equipo
ejecutó los secuestros y los hechos de falsos enfrentamientos, de San Lorenzo
740, con el secuestro de MERCERO, SOTUYO y LORENZO. El de Catriel 321 con las
víctimas ya mencionadas oportunamente; el hecho de PERALTA y GARRALDA de
Dorrego y General Paz; los del paraje “La vitícola”, en perjuicio de LORENZO
y COUSSEMENT; los de HIDALGO y SOUTO
CASTILLO en calle Fitz Roy; los homicidios calificados de RIVERA y DEL RIO; los
traslados de seis alumnos de la ENET desde el CCD “la escuelita” hasta el CCD
del Batallón de Comunicaciones; el secuestro de PARTNOY y SANABRIA; la
ejecución de ACEVEDO; lo que se conoce como
la masacre de “El pibe de Oro”, con los asesinatos de IZURIETA,
GIORDANO, ROMERO y YOTTI, entre otros
operativos.
Lo que está en
debate es si el equipo de lucha contra la subversión se dedicaba a tareas de
educación e instrucción, o si ejecutaba operaciones de lucha contra la
subversión; y un segundo punto que está en debate es si MASSON como jefe
intermedio de ese equipo se dedicaba a instruir soldados o tuvo participación
en los hechos.
Respecto al primer
punto, está acreditado que el equipo ejecutaba los operativos por los que está
siendo juzgado MASSON: no sólo la documentación comprueba esto, sino que los
soldados que fueron incorporados al equipo de lucha declararon que durante 1976
y 1977 dormían vestidos, porque los sacaban a operativos a toda hora, lo que se
condice con la actividad agresiva, nocturna, urbana y constante, propia de
estos operativos. Los diferentes testimonios corroboran esa práctica.
Luego el
testimonio de TARANTO, quien nombró a MASSON como uno de los oficiales que se
alojaba con él en la casa de huéspedes. Respecto de él dijo que los oficiales
que revistaban al mando de IBARRA eran conocidos como el “grupo de tareas”, que
estaban destinados a la lucha antisubversiva y a cargo de todos los operativos
que se ejecutaban. Habló de un aspecto oficial (cobertura de eventos políticos,
concurrencia a actos, control de rutas) y un aspecto no oficial o clandestino
(operativos). Agregó que si bien en el cuartel podía verse a MASSON en uniforme
hasta la tarde, luego se lo veía de civil. Al respecto dijo que había
operativos nocturnos que realizaban sólo oficiales y suboficiales, que lo
hacían vestidos de civil y armados, en vehículos no oficiales, y que al volver
comentaban los pormenores de esos operativos de secuestro. Que en alguna
oportunidad volvían heridos y que llegaban excitados por las operaciones que
ejecutaban.
TARANTO fue
categórico al decir que en los almuerzos, o en la casa de huéspedes, los
oficiales hablaban de “la escuelita” lo cual es lógico porque era el destino de
las personas secuestradas. Respecto de qué tipo de órdenes comentaban que
tenían, TARANTO dijo que los oficiales decían que primero había que tirar a matar,
no dar ninguna oportunidad, y que eso lo comentaban como una hazaña.
Durante el juicio
hubo testimoniales de ex soldados que se refirieron al rol del acusado: SOIA,
LEZCANO, CAPOZZIO, acreditaron que MASSON integraba el equipo de lucha contra
la subversión, a cargo de 20 o 25 agentes, que participaba en los operativos y
luego comentaba lo que hacía. ETCHEVERRY dio un testimonio relevante al
respecto: dijo que era uno de los oficiales con mando dentro del equipo de
combate, que iba a los operativos antisubversivos y que en esas salidas ejercía
el mando (muy lejos de la afirmación de sólo “haber estado presente” como adujo
el acusado). Dijo que a cada operativo concurrían la mayoría de los oficiales y
que eran los que iban al frente en esos operativos. Los subtenientes ordenaban
subir a los vehículos y partir, y para ese entonces IBARRA y los oficiales
habían planificado los operativos. Los oficiales como MASSON concretaban las
acciones de despliegue, que eran los que entraban a los domicilios, y que a los
soldados los dejaban lejos en una especie de cerco de la manzana. Dijo
textualmente “los que manejaban los operativos eran ellos” en relación al grupo
de subtenientes que integraba MASSON.
Cuando se le
preguntó en qué condiciones llegaban al lugar de los hechos, respondió que
estaban tranquilos “los oficiales llegaban como si nada”. Esto habla de un
claro dominio de las situaciones que han ejecutado.
Agregó, como
TARANTO, que había también operativos nocturnos, en los que actuaban los
oficiales y suboficiales, sin soldados, y vestidos de civil. Había también
reuniones de planificación con IBARRA, consumaban método, tiempo y modo y
nombre del operativo.
Todos estos
testimonios fueron recabados pese al miedo que según declararon estos testigos,
había en los conscriptos por pertenecer al grupo de tareas. En cuanto se
advirtiera una inquietud de parte de ellos era posible que fueran víctimas
también. Cuando FONTI consultó a CORRES por alguno de esos hechos, CORRES lo
amenazó para que no se interese por esos temas.
También han dado
detalles que los oficiales siempre comentaban lo que hacían con los detenidos,
en tono de diversión. ETCHEVERRY dijo que a las personas secuestradas se las
llevaban a la escuelita y que de allí “no volvían más”. Esa es la constante en
cada una de las víctimas de MASSON.
Este testimonio
aporta claridad en cuanto a la responsabilidad del equipo de lucha, a su
actividad y para evaluar la responsabilidad de MASSON en cada uno de estos
hechos.
La AT en esa
coordinación con Inteligencia recibía la documentación para realizar su tarea.
Como vemos allí (exhibe en pantalla), los pedidos de captura tenían como
destinatarios a departamentos operativos: la Policía Militar, la Agrupación
Tropa y el Destacamento de Inteligencia. Allí vemos una nómina de personas
buscadas, la remite el Departamento III firmada por FERRETTI, dirigida entre
otros a la Agrupación Tropa.
Vemos allí las
diferentes listas, a partir de las cuales ellos obviamente desarrollaban su
tarea. Allí nuevamente del Departamento III a la AT. Allí una nueva orden de
captura de personas identificadas como de alias y vínculos. Allí tentemos por
ejemplo otro de los documentos, donde se habla de órdenes de captura, las
publicaciones supuestamente subversivas y responsabilidad conocida, firmada por
BAYON y dirigido al Departamento II, a la Agrupación Tropa y al BCo181, con
orden de archivo en el Departamento III.
En ese documento
vemos otra orden de captura de 9/76, de GIORDANO; se lo ubica en su domicilio,
que había egresado de la ENET 1, que tenía relación estrecha con otra de las
víctimas (Eduardo MARTÍN); se lo considera peligroso. Esto está elaborado por
PAEZ dentro del Departamento III de Operaciones y dirigido entre otros al
Departamento II, al archivo del Departamento III y al grupo operativo del mismo
departamento, integrado entre otros por MASSON, con lo que queda demostrado
indudablemente cuál era el rol de ese equipo de lucha.
Vemos también otra
orden de captura: el caso de BONO de GUTIERREZ, mencionada en el debate. Otra
orden también firmada por PAEZ dirigida a la AT. Una nueva nómina que incluye a
Eduardo HIDALGO, remitida por PAEZ y dirigida a la AT que concretaba los
secuestros.
Por último tenemos
una orden de captura de 7/76 para que se capture a Ángela COISTRA, la hija
CASTILLO declaró, su padre fue una de las víctimas de Catriel 321, y COISTRA
continúa desaparecida.
Como se observa,
las víctimas de autos que incluía, no solo se puede hablar de cada uno de los
hechos, sino de las personas: HIDALGO, VOITCUK, ZOCCALI, GIORDANO.
La acusación que
se le hace a MASSON es por diez homicidios calificados. Si uno repasa la
indagatoria de MASSON, el prefirió no mencionar a las personas. Otros oficiales
sí hay mencionado los operativos. En el caso LORENZO, SOTUYO, MERCERO, VILAS
dijo que fueron llevados a cabo por el equipo a mando de IBARRA. Los
fusilamientos de LORENZO y COUSSEMENT, también fueron admitidos por VILAS e
IBARRA; los de PERALTA y GARRALDA fueron atribuidos por VILAS al equipo de
lucha contra la subversión, IBARRA también lo admitió. FONTI aclaró detalles de
ese hecho. El fusilamiento de FORNASARI, CASTILLO, MATZKIN y TARCHITSKY también
fue atribuido a dicho equipo por VILAS, IBARRA y el conscripto CAPOZZIO, que
fue llevado a ese operativo y estaba en las inmediaciones.
Nuevamente este
pedido de GONZALEZ CHIPONT para ser recalificado, que demostraba la
consubstanciación con la dictadura, enumera las víctimas como parte de su
actividad como segundo jefe de la Agrupación Tropa, durante la jefatura de
MASSON.
Quedó entonces
acreditado que cada uno de estos operativos contó con la participación de todo
este grupo. Entonces es inadmisible que este equipo de lucha fue operado
solamente por el personal que murió antes de este juicio. Tampoco que fueron
realizados por su jefe, ya muerto, sino que fue organizado. Por otra parte no
es posible que un subteniente de infantería se haya dedicado durante el año ‘76
a un juego de roles o ejercicios abstractos. No hay modo de desvincular el
accionar de la AT de los CCD. Quedaron acreditadas cada una de las
circunstancias de los hechos. El secuestro de LORENZO, SOTUYO y MERCERO fue
consumado por este equipo de lucha, que los trasladaron al CCD. El cuerpo de
SOTUYO y MERCERO permanecen desaparecidos. LORENZO fue sacado un tiempo después
y ejecutado en Mar del Plata con COUSSEMENT, lo propio ocurrió con PERALTA y
GARRALDA.
Con estos
fundamentos se solicitará la condena de MASSON, con fundamento en que las
órdenes criminales que transmitían sus superiores, BAYON e IBARRA –los inmediatos- eran ejecutadas por
MASSON, quien a su vez tenía mando sobre el resto de la tropa, y como jefe
intermedio emitió las órdenes necesarias. Ese desempeño sobresaliente que
consta en su legajo se tradujo en esos diez homicidios.
Destaco por último
que uno de los testigos manifestó que MASSON no tenía ningún reparo por las
prácticas aberrantes que consumaba, él junto con el equipo de los que era uno
de los jefes intermedios.
16.- PAEZ,
Osvaldo Bernardino: teniente coronel retirado, nació en abril del ’42,
egresó en el ’62 del Colegio Militar. En el ’64 concurrió a la Escuela de las
Américas, fue uno de los militares instruidos en Panamá. Se adiestró allí en
medios de torturas, uno de los célebres manuales es el CUBAR, que describe los
procesos de torturas mediante el uso de electricidad. Estos manuales fueron
desclasificados en el año 1994, pero fueron aplicados por PAEZ en el ’76, como
parte de la instrucción recibida. En junio del ‘65 volvió de PANAMA y realizó
cursos de Estado Mayor. Ya estaba asignado en el ‘72 a tareas enmarcadas en la
división del territorio por áreas, subzonas y zonas. Con el grado de Mayor,
tuvo actividad en el área 531, en 11/72. Esto da cuenta que ya en el año 72
PAEZ estaba avocado a la organización en la lucha contra la subversión. Cuando
llegó a BB en el año ’75 fue destinado en principio a Logística, calificado
allí por RICHIERI, ROBERE y SUAREZ MASON.
En 1976 se
reorganiza el V Cuerpo de Ejército y PAEZ entonces pasa al Departamento III de
Operaciones, calificado por BAYON y VILAS desde el 1/1 al 15/10/76. Esa era la
cadena de mandos sobre PAEZ, quienes lo consideraron también uno de los pocos
sobresalientes para su grado. Luego hasta diciembre ’76 siguió siendo
calificado por BAYON y CATUZZI (exhibe en pantalla).
En el periodo ‘77,
‘78 pasó a institutos militares.
PAEZ fue indagado
en el ’87 por la CFABB y beneficiado por las leyes de impunidad. Declaró en
este Tribunal, corroboró su desempeño y la jefatura de división, enunció
actividades intrascendentes y ridículas, como que se dedicaba a contar
municiones u organizar cursos para pasos cordilleranos. Reconoció haber
participado en operativos militares en Tres Arroyos, y otro donde hubo
secuestros. Admitió haber presidido el Consejo de Guerra, dijo “fui juez”.
Corroboró que desde 1/76 hasta el 17/12/76 revistó en el departamento III de
Operaciones. Pretendió justificar que era ajeno a la lucha contra la
subversión, diciendo que él organizó la jura de la bandera en el ‘76. Desde el
momento se hizo ese acto, que quizá lo haya hecho PAEZ, está publicado el
sentido del mismo. El acto fue difundido por la prensa como “duros conceptos
contra la subversión enmarcaron los homenajes a la bandera”. Ni siquiera la
coartada de considerarse un organizador de actos públicos, lo deja fuera, eran
actos donde se seguía resaltando tanto los valores patrios que ellos decían
encarnar, como la vigilia con que iban a seguir a la subversión hasta su total
aniquilamiento, según el contenido de los discursos en los actos que organizaba
PÁEZ.
Negó haber
impartido órdenes porque el Estado Mayor era asesor, lo cual ya fue descartado.
Dijo por último que había presidido el Consejo de Guerra, porque en Bahía
Blanca había una guerra en la que él hacía de juez.
La responsabilidad
es por la Jefatura de la División instrucción y
acción cívica, desde donde emitió órdenes de captura de personas fijadas
como “blancos” por Inteligencia. Hemos visto copiosa documentación en
audiencia, firmada por PAEZ como Jefe de División y dentro de la subzona; allí
vemos algunas (exhibe en pantalla) difundidas no solo dentro del Ejército, sino
a la Unidad Regional V, al Regimiento de Infantería de Montaña, al BCo181, a la Policía Federal, a la
intervención del Ministerio de Trabajo incluso, el Departamento II de Inteligencia,
la fuerza de tareas II de la Armada, la Prefectura Naval; etc.
Luego tenemos
otras órdenes elaboradas por PAEZ, como parte del Comando de Subzona 51, lo que
confirma y deja sin efecto que si el Estado Mayor era asesor, PAEZ de todos
modos participaba en el aspecto formal. Las órdenes de captura siguen en julio
del ‘76 con PEIRIS, otra de las víctimas de la represión. Ese documento es en
el mismo sentido, vemos por ejemplo el de César GIORDANO. Si uno analiza ese
pedido, en principio es uno más de los tantos que firmó PAEZ, pero esta
conducta de los oficiales admite otra interpretación, si uno ve que a partir de
esa orden de captura fue que a GIORDANO lo persiguieron, lo buscaron, él cambió
de ciudad pero lo buscaron igual, lo trasladaron desde Córdoba a “La Perla”, de
allí a “la escuelita” y luego de torturarlo fue fusilado y su fusilamiento fue
exhibido como una acción bélica. Esa es la incidencia y el efecto en la vida de
esas víctimas de las órdenes de captura por él emitidas, lo cual lo torna en
responsable pleno.
Como presidente del
Consejo de Guerra y como ya ha sido dicho, no había una guerra, eran civiles,
por lo que no había fundamentos para ser sometidos a esa parodia de juicio. Ese
sometimiento a Consejo de Guerra, lejos de ser un atenuante, agravó las
condiciones de cautiverio: los sometió a un procedimiento ilegal con la sola
apariencia jurídica. El torturador PAEZ, del CCD “la escuelita”, quien a la vez
firmaba las órdenes de captura, se erigía a su vez en una especie de juez y
decía juzgar a las personas. Sabemos que las formas jurídicas cuentan con las
garantías personales de los ciudadanos, dado lo que importan en cuanto a la
sujeción física de las personas juzgadas. Este sometimiento a formas en
apariencia jurídicas implica un agravamiento a las condiciones ilegítimas en
que estas víctimas se hallaban detenidas (refiriéndose a RUIZ, RUIZ y
BOHOSLAVSKY).
También es
responsable del operativo de Tres Arroyos en 9/76. Al respecto declaró
VILLALBA, dijo que fue secuestrado en ese operativo y de las circunstancias de
su liberación, que estuvo a cargo de PÁEZ; cómo le comunicaban que tenía que
esperar que PÁEZ lo decida, y que incluso PÁEZ concretó la liberación,
llevándolo desde el Comando hasta el centro de la ciudad. Es responsable
directo de las sesiones de torturas en “la escuelita”, donde fue reconocido por
SOTUYO, torturándolo a él y a BENAMO.
No solo PÁEZ era
un jefe que emitía órdenes de captura y distintas misiones a sus subordinados,
sino que además era capaz de meterse en la profundidad de los CCD, poner sus
manos sobre las víctimas, escuchar sus gritos, llenarse de sangre, ver el
destino, ver desaparecer las personas, ver un día a las personas alojadas allí
y al otro día ser fusiladas, salir del CCD, luego de eso seguir pidiendo
órdenes de captura. Las órdenes de captura que vimos son posteriores al
reconocimiento que de él se hizo en los CCD. Así haya sido la única vez que
estuvo fue capaz de esas dos conductas: torturar personalmente y luego salir y
seguir firmando órdenes de captura para que otros jóvenes fueran sometidos a
las mismas torturas.
En síntesis, PÁEZ
fue uno de los eslabones imprescindibles de esa cadena de mando, es responsable
de haber montado esa parodia de juicio que fue el Consejo de Guerra, por la
difusión de información también es responsabilizado y debe ser condenado, por
las sesiones de torturas y también por su desempeño en cada una de las
planificaciones efectuadas desde el Departamento III de Operaciones donde
también funcionaba la AT, que según dijo se formó allí por falta de grupos
operativos. Es responsable tanto por su actuación personal como por su
ubicación jerárquica, desde donde emitía y transmitía las órdenes que
determinaron la ejecución de los hechos que están sometidos a juzgamiento.
Por último
desarrollaré la responsabilidad del Jefe del Departamento III de Operaciones.
17.- BAYON,
Juan Manuel: nació el 15/11/26, es General de Brigada retirado del EA, es
el único de los oficiales en juzgamiento
que llegó al grado máximo de la jerarquía militar. Su historia militar
es posible verla en su legajo. En 1966 era profesor de Inteligencia Militar en
Buenos Aires, en el ‘67 profesor del curso de Inteligencia de Estado Mayor.
Luego en el ‘74 es designado en comisión
permanente por un lapso de 150 días como asesor de la delegación militar
argentina ante la Junta Interamericana de Defensa, como agregado militar
adjunto. Ya he hecho referencia que esto implica una responsabilidad en el
plano continental al esquema represivo. El asiento que sigue está datado el
16/10/74. Agregado militar adjunto y Vicedirector de la Junta Interamericana de
Defensa en el año ‘75. Luego regresa al país y su primer destino es BB en la
Jefatura del Departamento III de Operaciones desde 2/76. Fue calificado por
VILAS y ASPITARTE, con la máxima calificación. El 16/10/76 en Operaciones, el
30/11/76 pasa a ser nombrado Director de la Escuela Superior de Guerra, lo cual
habla también de su alta calificación y de los puestos expectantes que fue
ocupando durante su carrera militar. Luego de VILAS y ASPITARTE fue calificado por
BIGNONE y RIVERO.
Luego de esos
hechos fue designado Interventor de la provincia de Misiones hasta el gobierno
democrático.
En su indagatoria
BAYÓN, con esa calificación y esa actividad y esos cargos, dijo que él se
ocupaba de conflictos armados de carácter internacional, que solamente VILAS y
un Estado Mayor que él no sabía cómo estaba constituido y donde funcionaba, se
ocupaba de la lucha contra la subversión. Que todo ello era responsabilidad de
VILAS e IBARRA, que había un CCD pero él
no podía entrar. Que de los hechos se enteró por las noticias y que quizá no
ocurrieron como IBARRA los contaba. Que la AT fue organizada por un jefe
intermedio del departamento a su cargo. Que se encargaba de vestuario,
racionamiento y equipamiento. Su tarea era fiscalizar permisos de casamiento y
para cursos - insisto esto como jefe del Departamento III de Operaciones- y
cuestiones solamente rutinarias.
A pesar de los
intentos de mostrarse como un jefe de Operaciones ajeno a las actividades del
Departamento de Operaciones, es responsable de la totalidad de los hechos
cometidos durante su jefatura.
En primer término,
esto deriva del art.3007 del RC330 que habla de la ingerencia del jefe de
operaciones como responsabilidad primaria en la organización, instrucción y obviamente
en las operaciones. El art.1.02 habla de la incidencia del Estado Mayor en las
operaciones. El PON 24/75 donde se regula la detención, el registro y la
administración de delincuentes subversivos, habla en cada una de las etapas de
la ingerencia del Departamento III de Operaciones, sea en el procedimiento,
detención y traslado a los CCD, en la investigación militar y el resultado que
se iba a obtener de eso, como también en los procedimientos posteriores a la
liberación.
El Plan del
Ejército, contribuyente al Plan de Seguridad Nacional, enmarca la actividad del
Departamento III de Operaciones y lo coloca obviamente a cargo de cada uno de
los despliegues que se iban a hacer en el marco de la lucha contra la
subversión, BAYON insistió en ser ajeno sin ningún tipo de fundamento más que
su propia alegación. La directiva 404/75 establece claramente las funciones de
los comandantes y jefes de departamentos, al disponer que tendrán la
responsabilidad directa e indelegable en la totalidad de las operaciones.
Como ya se dijo
con FANTONI, BAYON es responsable a nivel de Zona V, excede la de la Subzona 51
y la del área 511 sino que abarca toda la jurisdicción de la Patagonia, es
responsable no solo de los hechos en Bahía Blanca, sino de todos los ocurridos
en las subzonas 51, 52, 53. Resulta inadmisible que BAYON con la carrera que
había realizado, haya sido confinado a un rol pasivo en Bahía Blanca, que era
uno de los focos operativos más activos en la lucha contra la subversión,
incluso a nivel nacional.
Es responsable
jerárquico por la organización y el accionar del equipo de lucha contra la
subversión, como se vio en el caso de MASSON a quien él calificaba. Y luego es
responsable también de los hechos consumados tanto por MASSON como PAEZ. Al
tener la capacidad de calificar, tenía la capacidad de emitir las órdenes y
supervisar su cumplimiento.
Si bien no sería
necesario dado su rango jerárquico, ir a la documentación, esa documentación
está. No sólo era responsable jerárquico, sino que emitía órdenes de captura
como vemos allí (exhibe en pantalla), en la cual habla de innumerables cantidad
de alias y personas que ordenaba capturar. Este documento niega la presunta
actividad alegada por BAYON: no solo es deducible de su ubicación jerárquica
sino de la documentación.
El legajo
documenta que estuvo a cargo del Departamento III de Operaciones hasta
diciembre del 76.
Dijo que los
últimos días de diciembre 76 estuvo dedicado a preparar su ropa para ser
ascendido a general.
(hace una pausa)
Esto no admite mayor comentario, es inadmisible.
En diciembre 76 se
produce la ausencia de uno de los comandantes. VILAS había pasado a retiro y
CATUZZI todavía no había asumido. En ese mes quien estuvo a cargo del Estado
Mayor del V Cuerpo fue el oficial más antiguo de ese Estado Mayor, que fue Juan
Manuel BAYÓN. Es en ese mes donde se concretan decisiones que no habían sido
tomadas hasta ese momento. En diciembre del ’76 si se observa y se analiza con
atención, se percibe que hubo un cambio en quien tomaba las decisiones, a mediados
de diciembre es cuando desaparece la mayor cantidad de personas, se consuman
los operativos más resonantes de la lucha contra la subversión y se decide el
destino de muchas personas, muchas de ellas pasándolas a la cárcel, otras
desapareciéndolas o presentándolas muertas en falsos enfrentamientos, entre
ellos JARA. Esto habla de la impronta de BAYON durante el período breve de su
comando de Subzona 51.
En este período
del cual intenta deslindarse, sus órdenes fueron plasmadas en esos hechos que
notoriamente hablan de un cambio de decisiones, un nuevo paradigma de decisión
a partir que no estaban VILAS ni CATUZZI y era él quien estaba a cargo.
El haber
desarrollado en último término la responsabilidad de BAYON no es casual: fue el
único general de los acusados.
Se ve en esta sala
el retrato de otro General del Ejército: José de San Martín.
Si uno ve las
publicaciones de agosto del ’76 en el diario “La Nueva Provincia” hay una
arenga del entonces coronel BAYON al
Padre de la Patria, el 17/8/76 habló de tiempos difíciles como los que él actuó
(hablaba a San Martín): habló de extranjeros no argentinizados por amor o
respeto, y de argentinos que aunque nacidos en el país, eran apostatas del
sentir nacional. Dijo BAYON en esa ocasión: “sepa el Padre de la Patria, que
para enfrentar la delincuencia bélica y marxista, que odia, divide y siembra el
caos, busca el sometimiento a un imperio ateo y la destrucción del país, que
aún pueblan por gracia de Dios las tierras que el libertó, hombres de raigambre
hispánica, herederos de los capitanes de la conquista”. Es decir toma la
tradición aniquiladora del ejército, la hace propia y lo hace invocando a San
Martín.
Obviamente la
dimensión histórica de cada uno de ellos es clara: uno es el símbolo del
Ejército libertario y el otro es el símbolo de un generalato que denigra la
Institución armada.
Queda quizá para
pensar que las dimensiones que vemos en el cuadro de San Martín, no sea casual.
Por los hechos que
han sido reseñados, se pedirá la condena del general Juan Manuel BAYON.
Solicito un cuarto
intermedio.
Presidente: Vamos
a hacer un cuarto intermedio de veinte minutos.
Finaliza el cuarto
intermedio.
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