miércoles, 1 de agosto de 2012

Alegato de fiscalía. 7. Centros clandestinos de Bahía Blanca. La tortura permanente.


AZZOLIN (fiscal) Nos pareció correcto culminar el análisis de estos factores que conformaba la estructura del Ejército, con la existencia  misma de los centros clandestinos de detención (CCD), porque a todo este plan le faltaba este elemento importante: los centros donde las personas secuestradas eran depositadas allí, torturadas y asesinadas o luego trasladadas a otro lugar.La existencia misma de los CCD no está cuestionada, más allá de algún planteo que se pudiera hacer. La CONADEP detectó más de 340 centros en aquella época, actualmente según datos del Archivo Nacional de la Memoria se están relevando de más de 500. La mayoría dentro de los predios de las unidades militares o de lugares controlados por las FFA. La Cámara Federal de Capital en la causa 13 y la causa CAMPS, se detuvo específicamente sobre los CDD. Lo que dicen los jueces de la Cámara, es que una de las características de la dictadura militar fue la utilización de CCD como primer paso de la desaparición de las personas, que empezaba con el secuestro. A ese lugar la persona ingresaba generalmente encapuchada o tabicada. La idea principal era suprimir todo nexo con el mundo exterior: tabicados, engrillados, así podían ser agredidas sin posibilidad de defenderse. No podían ver dónde estaban, quiénes estaban con ellos, cuándo lo iban a buscar. Hablar sin poder ver, les impedía saber si la persona que les hablaba o preguntaba algo, era un amigo o un militar que quería ver si violaban la regla de silencio, y si lo hacía eran salvajemente golpeados. La alimentación o falta de ella, lo que provocaba una situación de pérdida de orientación témporo–espacial.  A veces la comida era espaciada deliberadamente, esto deterioraba la salud. Lo mismo que la precariedad e indigencia en materia de sanidad e higiene. Había que pedir permiso para ir al baño, y la autorización dependía del capricho o del humor del captor. La Unidad Fiscal de coordinación y seguimiento en causas seguidas contra el Terrorismo de Estado, expone lo que consideramos un resumen de todo este horror. Ha señalado que la tortura se aplicaba con un doble objetivo: en un primer momento para obtener información respecto de las personas con las que compartían su actividad política, como objetivo de Inteligencia. Así a través de las informaciones el sistema de represión se actualizaba y reproducía. Esto que vimos de obtener información principalmente de los detenidos, para determinar el curso de nuevas operaciones, como se consignaba en el PON de Bahía Blanca. El segundo fin era el sometimiento de los detenidos, de quebrar su espíritu y toda resistencia hasta el momento que se decidía su liberación o traslado.  La privación de la libertad ambulatoria implicó la completa pérdida de referencias de espacio y tiempo, en medio de condiciones de maltrato físico y psicológico, ya que la víctima perdía todos sus derechos. A ello debía agregarse  la asignación de un  código de números en reemplazo de su nombre ni bien ingresaban al campo, lo que implicaba la privación de la identidad, de la individualidad, del pasado y de la pertenencia al núcleo familiar básico y social. Eran llamados para ir a los baños o torturados o trasladados, por esa identificación. La vida misma era un padecimiento en condiciones inhumanas, los secuestrados pasaban sus días privados de los requisitos mínimos para su subsistencia, como ser la falta de higiene personal y comida apropiada y suficiente. En definitiva ya dejamos adelantado que no solo constituyen torturas o  tormentos algunas prácticas sobre los sujetos detenidos, sino también las que derivan de sus condiciones de su detención: el encapuchamiento, la falta de atención médica, la incomunicación prolongada, la falta de higiene personal o de alimentación adecuada, porque son todos mecanismos necesarios para quebrar la resistencia y deshumanizar a la persona privada de su libertad.En definitiva, dos son las conclusiones que debemos extraer: actualmente aunque no encontremos en los cuerpos de las víctimas las marcas de las lesiones, muchos testigos nos han evidenciado las marcas psíquicas que le han dejado, o como inconscientemente adoptaban la posición en la que estaban en las condiciones de su detención, lo hemos visto en audiencia. Consideramos como torturas o tormentos todos los demás padecimientos sufridos desde el momento mismo de su detención, hasta su liberación, traslado o eliminación física. La otra conclusión es que estas condiciones de detención formaron parte misma del plan sistemático implementado desde la superioridad. No existe la posibilidad la posibilidad de que una persona secuestrada en este marco, no haya sido torturada física o psicológicamente, aunque alguno no haya sufrido golpes o picana. Igualmente fue puesto frente al padecimiento de otras maneras, sobre ello nos hizo una exposición Ana María CAREAGA. No hay detenidos no torturados: la tortura era parte del sistema. Hemos visto ayer que habían dos documentos específicos que se referían a los CCD: el Plan del Ejército y el PON 75 los menciona como “Lugares de Reunión de Detenidos”, o “Lugares de Alojamiento Provisorio” que es el eufemismo que utilizaban, del mismo modo que hablaban de “aniquilar elementos” en vez de “eliminar seres humanos”. Los centros clandestinos de detención que se han detectado en Bahía Blanca son los siguientes: 1.- “la escuelita”: que era una construcción ubicada en el predio del V Cuerpo del Ejército, el más lóbrego. En el CCD se mantuvo cautivas hubo cientos de personas. 2.- el gimnasio del Batallón de Comando  181: allí los cautivos estuvieron secuestrados durante meses.3.- el ex tambo: ubicado en proximidades de “la escuelita”. Así lo señaló Gonzalo CONTE. Es necesario destacar que sobre el complejo de “la escuelita” hubo dos inspecciones oculares, la segunda con la presencia de las víctimas fue la más esclarecedora. El trabajo que ha realizado el equipo del arquitecto CONTE ha permitido hallar los cimientos del CCD que todos sabemos fuera destruido hace unos años, en un intento de hacer desaparecer las huellas de su existencia. Eso pasó en muchos otros lugares: hace unos años se hizo una inspección en el CCD “la cueva”, que era un bunker en Mar del Plata. Los vestigios de la instalación en presencia de los testigos se encontraron, las paredes que no estaban, el lugar donde estaban los baños. Las paredes fueron levantadas pero los caños y los picos de las salidas de las canillas están. En algunos lugares no fue posible borrar todo rastro, en “la escuelita” se intentó pero el equipo del arquitecto CONTE permitió encontrar esos rastros y vestigios físicos. Es mejor referirse al “complejo la escuelita” porque era un predio con varios lugares. 4.- la Delegación  Cuatrerismo o “avión de madera”: instalaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, ubicadas en la playa ferroviaria de calles Chile y Donado. Se usaron dependencias de esas instalaciones y uno o varios vagones en desuso.  5.- las instalaciones ferroviarias en calle Parchape, utilizadas también para tener en cautiverio a personas que fueron sometidas a interrogatorios y torturas.
Sobre el paso de cada una de las personas sobre los CCD, queríamos hablar de ello después. Sólo queríamos dejar sentado cuáles eran los centros. En cuanto a “la escuelita” su ubicación fue dada por las víctimas mediante referencias: el sonido del tren, de animales, el camino de grava. Pero el lugar ya ha sido plenamente identificado judicialmente, está señalizado por el equipo de Gonzalo CONTE y las víctimas lo han reconocido in situ en la inspección ocular. En algún momento, desde el V Cuerpo del Ejército se intentó negar su emplazamiento.

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