Las
maniobras de funcionarios judiciales de Bahía Blanca a favor de la impunidad de
Vicente Massot, director del diario La Nueva Provincia, están en la mira del
Consejo de la Magistratura. Los fiscales Miguel Palazzani y José Nebbia
recusaron por falta de imparcialidad en las causas de lesa humanidad al juez
subrogante Santiago Martínez y a su secretario Mario Fernández Moreno, caras
visibles del ardid que le permitió al defensor del empresario apartar al juez
Alvaro Coleffi cuando debía pronunciarse sobre la situación de Massot y de Hugo
Sierra, íntimo amigo de Martínez. También los recusaron la APDH e Hijos, entre
otros organismos, que anoche marcharon para denunciar la negativa de la
corporación judicial a investigar a los civiles partícipes del terrorismo de
Estado. Familiares de Enrique Heinrich, dirigente gremial asesinado en 1976
tras enfrentar al multimedio, se presentarán hoy ante el Consejo para reclamar
la designación de un juez ad hoc de otra jurisdicción.
Martínez, el alfil |
La
recusación fue producto de “circunstancias falsificadas y distorsionadas” con
“el único fin” de apartar a Coleffi, denunciaron los fiscales. La invocación de
Fernández Moreno a la “violencia anímica” que le produjo verlos en la oficina
del juez es “una maniobra deliberada y oportuna” para “obstruir los procesos”.
“Es obvio que Fernández Moreno (como ladero implacable) coincide con el curso
que siguen los trámites de Martínez”, sostuvo días atrás el propio Coleffi.
Consideró “sugestivo” que al secretario no le haya generado violencia moral que
horas antes de la indagatoria a Massot se hayan enterado por su radio de una
denuncia en su contra. “Tampoco le causó abatimiento moral” que por decisión de
Martínez hayan tenido que buscar otro edificio para indagarlo. “Tampoco lo vi
moralmente desecho” cuando Martínez “evidenció su fastidio con la citación y el
procesamiento de monseñor Guillermo José Garlatti, arzobispo de Bahía Blanca”,
abundó.
Los
fiscales recusaron a Martínez por su “generalizada práctica de obstaculización
que pone en riesgo los procesos”. Recordaron su “intento de fragmentar y
descomponer” la causa en “expedientes aislados e inconexos”, revertido por la
Cámara, y su rechazo a investigar delitos sexuales aun cuando la Cámara se lo
ordenó. Las evidencias más claras surgen en los casos de civiles. En el de
Sierra se inhibió por su “directa y estrecha relación”. También por amistad se
apartó en el caso del ex juez Francisco Bentivegna. A Gloria Girotti, otra ex
secretaria judicial, le dictó falta de mérito. Para fundarla dio por falso el
relato de una víctima, ignoró la firma de la imputada en un acta y recurrió a
“elucubraciones y falacias”, señalaron los fiscales. En el caso del capellán
Aldo Vara rechazó la acusación y, cuando la Cámara le ordenó detenerlo, se
apartó de la causa.
Sierra, el amigo |
En el
caso de Massot, primero sugirió que el diario sólo había hecho uso de su
libertad de expresión. La Cámara revocó la decisión, los fiscales lo recusaron
y lo reemplazó Coleffi. El 11 de noviembre la indagatoria de Massot debió
posponerse por “falta de espacio” (sic) en sus oficinas. En la segunda cita, 20
de noviembre, fue cuando la radio de Massot informó sobre su denuncia contra
Coleffi por supuesta violación de secretos ocho meses antes. El 27 los fiscales
ratificaron el pedido de detención y procesamiento. Horas después Fernández
Moreno presentó el escrito en bandeja a Diskin. Resulta “patente la
coordinación de las maniobras”, remarcaron, y recordaron sanciones al
secretario por demorar apelaciones en beneficio de imputados. Su actuación,
concluyeron, es “tan grave, intensa y maliciosa como la del juez subrogante al
cual responde”.
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