viernes, 11 de mayo de 2007

Un represor prófugo menos

Página/12
DETUVIERON AL JEFE DEL GRUPO DE TAREAS DE EL OLIMPO

Es Enrique José del Pino, alias “Miguel”. Está acusado de 114 casos de secuestros. Fue arrestado en un restaurante.

Por Victoria Ginzberg

Estaba prófugo desde hacía un año y medio, pero ayer almorzó sin esconderse en un restaurante de Palermo. Cuando salía del lugar, fue detenido por personal de Interpol. Enrique José del Pino había sido jefe del grupo de tareas que operaba en los centros clandestinos El Banco y El Olimpo, donde era conocido con el alias de “Miguel”. “Participaba de los operativos de secuestros y de las torturas”, lo recordó Isabel Fernández Blanco, sobreviviente de esos campos.

El juez federal Daniel Rafecas, que investiga las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura en la jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército, había pedido la captura de Del Pino en septiembre de 2005. El represor estaba imputado del secuestro y torturas de, al menos, 114 víctimas. Su carrera había comenzado en 1975, bajo las órdenes de Antonio Domingo Bussi y Acdel Vilas, en Tucumán. De allí pasó a estar encargado del grupo de tareas de El Banco y El Olimpo. Además, Rafecas sumará a las acusaciones el secuestro y posible homicidio de Lucila Revora, que estaba embarazada de ocho meses, y el asesinato de Carlos Guillermo Fassano.

Los represores de El Olimpo que comandaba Del Pino hicieron un despliegue reservado para casos especiales para entrar a la casa de Revora y Fassano. El operativo del 11 de octubre de 1978 en Floresta duró más de una hora e incluyó bombas y hasta un helicóptero. Es que los militares le habían arrancado a un detenido en la tortura que allí había 150 mil dólares. Según el relato de un ex gendarme, los miembros de la patota se pelearon por el botín al punto tal que algunos de ellos tiraron una granada cuando un oficial de la Policía Federal, uno del Ejército y un oficial del Servicio Penitenciario estaban dentro de la casa. El policía murió y los otros dos resultaron heridos. El militar, que recibió un balazo en un brazo, era Del Pino.

El ex detenido-desaparecido Osvaldo Acosta narró en el Juicio a las Juntas que los represores discutieron fuertemente porque la plata de la casa de Floresta no aparecía. Como Acosta era abogado, le encargaron un sumario. “Me encontré en la particular situación de interrogar a mis secuestradores. Y hasta tenía facultad para dictar el sobreseimiento, lo que tuve que hacer al comprobar que no podía demostrar la existencia del dinero”, afirmó Acosta en 1985.

Del Pino tenía su base de operaciones en el Batallón 601, de Viamonte y Callao. “Cuando nos dieron la libertad vigilada, los teléfonos a los que había que comunicarse eran de allá, donde estaba Del Pino. Y siempre nos citaban en Córdoba y Callao. El era de estatura mediana y tenía un acento cordobés muy marcado. Era joven, es decir, no mucho más grande que nosotros, tendría treinta años”, señaló a Página/12 Fernández Blanco, que tenía 22 años cuando fue secuestrada. Del Pino tiene actualmente 62 años y a partir de ahora quedará alojado en la cárcel de Marcos Paz, junto con el resto de los represores presos en esa causa. “Miguel” o “Colombres” –otro de sus alias– también será interrogado en los próximos días por el juez federal de Bahía Blanca Alcindo Alvarez Canale por el fusilamiento de Mónica Morán. En 1987, Vilas reconoció que “el jefe del operativo era el teniente primero José Enrique del Pino, destinado en el Batallón de Inteligencia 601 y el capitán José Luis Blanquet”.

El militar detenido ayer, luego de una investigación que incluyó escuchas telefónicas, se suma a los quince represores de El Atlético, El Banco y El Olimpo ya procesados por Rafecas. A ellos se sumó además Ricardo Taddei, alias “Cura” o “Padre”, que el 27 de abril pasado se convirtió en el primer represor extraditado desde España luego de la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida y la reapertura de las causas sobre el terrorismo de Estado, en las que todavía hay cuarenta y dos prófugos.

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