Ecodías
A veinte años de la conformación del único organismo bahiense de defensa y promoción de los derechos humanos, Eduardo Hidalgo nos relata la historia de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
1985. Inicios de la vida democrática.
Mientras muchos se dedicaban a tapar con la mano el sol y a jugar al “acá no pasó nada”, otro grupo de personas reunidos en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos se dedicaba ya con todo tesón a la búsqueda de justicia para los crímenes de la dictadura y todo aquello que tenga que ver con la difusión de los Derechos Humanos, derechos reconocidos constitucionalmente.
Eduardo Hidalgo es uno de los miembros activos de la APDH. Su recuerdo permanente es para su amigo, su hermano, el querido Ernesto Malisia, quien a raíz de su trabajo en la CONADEP acercó la idea de conformar la APDH en Bahía Blanca, concretado el 31 de agosto de 1985. Funcionaron en primera instancia en O’Higgins 14 y después pasaron por avenida Colón 220. Y después por cuestiones económicas se quedaron sin local.
Comenzó siendo una delegación de la APDH a nivel nacional, y para los inicios de los años 90 conformaron la APDH de Bahía Blanca.
Así como a otras muchas instituciones que las acucia lo económico, la APDH no es excepción. Señala Eduardo: “Nos sigue faltando lo económico, es decir tener un local que nos permitiría la vinculación con mucha gente y permitiría desarrollar algunos otros proyectos ¿Cómo hacemos? No tenemos cómo hacerlo”. Igual trabajan constantemente porque lo que los moviliza no tiene freno.
Educación
Para la APDH la educación en los Derechos Humanos y el trabajo en ello es excluyente. “Nos parece que ahí tenemos el factor central para que esto cambie, especialmente los chicos que están en las escuelas, porque el tema de los derechos humanos es un tema que es manipulado desde la política como una cuestión secundaria y no es una cuestión secundaria”.
“Nosotros llegamos a las escuelas con enormes dificultades, salvo que algún docente o algún directivo nos abra un espacio con un hecho puntual, que tiene que ver con recordar la fechas relacionadas con los golpes de Estado, pero en general no hay una educación en ese terreno”. Eduardo remarca así que la educación en los Derechos Humanos es necesaria porque es necesario que los chicos entiendan y conozcan que son derechos garantizados por la Constitución, Constitución que todos los días es violada, pero que hay que hacerla cumplir. Y no deja de mencionar que si no se pone énfasis desde el Estado para que la población se eduque en esto es porque “no hay interés de que la población sepa, porque en la medida que se desconozca es mucho más fácil someterla a cualquier situación”.
Historia
Recuerda Eduardo que los Juicios por la Verdad en la ciudad se hicieron en Bahía a instancias de la APDH. “Cuando aparecieron los Juicios por la Verdad como una exigencia de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, nosotros nos pusimos en movimiento, se hizo un planteo ante la Cámara Federal de Bahía Blanca y se hicieron”.
Si bien los acusados o los que estaban planteados para ser indagados y que llegaron a declarar no aportaron nada nuevo, se logró que tuviera estado público: “Que la gente supiera que esos represores estaban sentados ahí y que esas caras eran de los que habían asesinado a tantos vecinos de la ciudad”.
No hubo muchas sorpresas y como sabemos el camino elegido por los represores es el de la mala memoria o la amnesia corporativa, por decirlo de alguna manera. Recuerda Hidalgo el caso de los médicos que ingresaban al Centro Clandestino de Detención La Escuelita, en tierras del V Cuerpo de Ejército. Uno de ellos, Streich, “sigue reconociendo que él iba a La Escuelita pero dice que a la gente nunca la vio vendada. Por lo tanto es un reconocimiento indirecto, porque están las víctimas que sobrevivieron, y el caso de Adalberti que sigue diciendo que él nunca fue a La Escuelita cuando hay una declaración que lo incrimina”. El doctor Adalberti es el mismo que durante años estuvo ligado a la Cruz Roja en Bahía Blanca y que ahora tiene algunos problemitas jurídicos con la institución.
Para Eduardo Hidalgo el silencio es una demostración del grado de cobardía de los represores, ya que en ese momento no había penalización y podrían haber dicho lo que quisieran y no habría pasado nada, y es también porque son concientes que la historia no es una línea de tiempo detenida y estática sino que el pasado regresa constantemente. “Por eso ellos saben que es así; los que están acusados como los que participaron, los que han sido sus cómplices y siguen siéndolo, cuando escriben en determinados medios, cuando salen a hablar, su discurso se basa en que hay que mirar hacia el futuro... porque nos dicen que los demás miramos hacia el pasado y no es así; el pasado viene solo, no lo traemos nosotros. El pasado viene solo cuando no lo resuelve la Justicia”.
Leyes de obediencia debida y punto final
En el momento de surgir estas leyes arremetieron brutalmente contra el trabajo de búsqueda de justicia para los crímenes cometidos en la época de la dictadura, mermaron los integrantes de numerosas organizaciones, entre ellas la APDH; y otra cosa que lograron es que los represores nos los podamos cruzar en el supermercado o que estén sentados en la mesa de al lado en un bar, libres y sin castigo.
Pero, como el pasado viene solo la derogación de estas leyes traen un reavivamiento de esta búsqueda de justicia. “A la caída de las leyes de impunidad nosotros vemos que se abren otras puertas a nivel del país que no estaban y en este momento estamos esperando que se terminen los trámites documentales de la Cámara Federal de Bahía Blanca, que va a permitir que se reinicien los juicios que quedaron suspendidos en el 1987 después de las leyes. Así que falta que esas causas pasen a primera instancia. Ahí iniciaremos la operatoria que quedó en suspenso por estas leyes. En los casos de los que fueron acusados y citados a indagatoria en aquel momento serán pedidas sus detenciones a partir de la acusación que hay, los que no llegaron a indagatoria los citaremos, los que no hayan declarado irán a declarar y se reiniciará en el lugar que quedo detenido el caso en su momento. Va a ser una lucha ardua, pero sabemos que una vez que se reinicie no se va a poder cerrar”.
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